Un cofrade con sorpresa
La Vera Cruz aúna la tradición chocolatera de Astorga y un reclamo para los niños.
El paparrón montable, ideado por José Manuel Santos, recrea a un cofrade de la Vera Cruz.
Como cada año, desde hace una década, la cofradía de la Santa Vera Cruz de Astorga repartirá entre los niños participantes en la procesión del Resucitado un huevo de pascua. Sin embargo, en esta ocasión la hermandad sorprenderá a los más pequeños devotos con un envoltorio original. Se trata de un cofrades montable, ataviado como un paparrón de la Vera Cruz, que en su interior esconde la sorpresa de chocolate.
El artífice de esta original idea ha sido José Manuel Santos, cofrade y joyero, que ha dado rienda suelta a su imaginación, logrando aunar la tradición chocolatera de Astorga, la historia de la hermandad ligada al cacao y lanzar un atractivo más para que la cantera de la Semana Santa siga creciendo y la tradición se mantenga.
Santos adelantó que la Vera Cruz tenía originalmente tres capillas en los Redentoristas y una de ellas se alquilaba a los chocolateros para que celebraran sus reuniones. Este primer vínculo de la cofradía con el chocolate también se materializa en el pago que originalmente se hacía al padre guardián de los Franciscanos que daba a besar la Sábana Santa. La recompensa no era otra que un ladrillo de chocolate que podía llegar a pesar hasta tres kilos. Además, la Vera Cruz ha querido recuperar el método de los maestros del cacao siempre tan ligados a la publicidad y la imprenta. Por eso se han editado 200 paparrones montables que en su interior esconden el huevo de pascua.
