Un Gólgota cargado de teatralidad y tradición a orillas del río Jamuz

Como desde hace más de tres décadas Jiménez de Jamuz viajó dos mil años atrás para recrear las últimas horas de Cristo en la tierra. El pueblo se volcó con el Vía Crucis viviente, que no perdió detalle. Desde Poncio Pilatos a Barrabás pasando por los ladrones, Jesús y los verdugos, la comitiva llevó la vida a la procesión, que fue recorriendo varias calles de la localidad dando forma a las diferentes estaciones y bajo la atenta mirada de los visitantes, que atónitos ante lo que pasaba delante de sus ojos no dudaron en sacar los móviles para inmortalizar cada una de las actuaciones. El Viernes Santo es sinónimo de teatralidad y tradición en el pueblo, que como cada año escenificó en su particular Gólgota a orillas del río Jamuz la Pasión de Jesús. Un acto cargado de simbolismo e implicación vecinal.