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ramiro

Publicado por
León

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Bulle Santa Nonia. Se agita la marea de los negros. Un pequeño caos en el que todo el mundo parece saber lo que tiene que hacer. Tres tallas dentro de la iglesia, una multitud fuera. Todo es espera hasta que el seise de la Virgen de Angustias da la orden: ¡hermanos, cubríos! Es también la orden para los braceros del Nazareno. Reunidos entorno a su seise, a su bracero mayor, escuchan los últimos ruegos. «Repartid la puja y las fuerzas, sed generosos con los suplentes, buena puja y recordad que lleváis al Nazareno». Calla la iglesia porque con el Señor de León a hombros, entonan a una sola voz y algunas lágrimas el Himno al Nazareno. Es la hora. También para la televisión, que emite en vivo la salida para ‘España Directo’. Se ordena el jaleo. Se colocan braceros, seises, manolas y faroles. Sale el Nazareno y las lágrimas están ahora en la calle. Sale el Nazareno al son de ‘Costaleros Gitanos’ y es ahora la ciudad la que llora. Hace calor aún cuando la Piedad de Minerva enfila la rampa de Santa Nonia casi dos horas después. Se queda la iglesia vacía. Al fondo, palpitan las velas que iluminan al Nazareno como mil estrellas. Suena ‘Lloras en tu soledad’ pero no van solos. Una inmensa fila de paponines les acompañan. Y en la calle, la ciudad llena ha borrado las aceras. | susana vergara pedreira