Medinacelli, el silencio como santo y seña

La tradición franciscana cumplió un año más con una de las más sobrecogedoras muestras de fe de la Semana Santa leonesa. Los hombres que procesionan en esta marcha llevaron el Cristo de Medinacelli y el Cristo de la Expiración. Uno de los momentos más emotivos se vivió en el rezo de La Salve, en la Plaza de la Inmaculada. Apenas los susurros de los rezos rompen el silencio que lleva a gala la organización penitencial, una de las que destaca por su seriedad y austeridad, y el compromiso de los hermanos con los actos de oración que se realizan en torno a las celebraciones. La Iglesia de San Francisco acogió de nuevo a medianoche la imagen titular.