El puchero que hace legión

a.g. valencia | la bañeza

Y volvió. Como siempre desde hace siglos. El pequeño Nazareno de la cofradía de Las Angustias regaló ayer grandes dosis de devoción. Los niños hicieron cantera para pujar la talla y La Bañeza se hizo legión para arropar una de las tradiciones más arraigadas de su Semana Santa. Sin duda la más popular y es que el reparto de potaje volvió a cumplir con las expectativas. Más de 4.000 raciones de garbanzos, con arroz y bacalao se repartieron entre otros tantos comensales. Muchas horas de trabajo que los hermanos de Las Angustias volvieron a materializar en las enormes potas del patio de la capilla. A fue lento, como manda la costumbre.

El santo Potajero llenó los pucheros, como reza el canto popular que niños y mayores entonan antes del reparto. Y los llenó bien, nada de eso de que quedaran por la mitad.

El acto comenzó con la procesión, donde los más pequeños de la casa llevaron las riendas y el paso. El Nazareno, el querido ‘Potajerín’, se rodeó de sus paisanos y juntos, con la devoción y la expresión más popular de la Semana Santa, se sentaron a la mesa de la que también participaron el obispo, Juan Antonio Menéndez, el alcalde, José Miguel Palazuelo, y la subdelegada del Gobierno, Teresa Mata.

Terminada la comitiva, y en el patio de Las Angustias, llegó la bendición. Unos expectantes, otros entregados. En una mañana más que primaveral el santo Potajero dejó su seña de identidad y este año, como novedad, también su firma en una cazuela de barro.

Kilos de arroz, otros muchos de bacalao, más de garbanzos, naranjas y pastas. Un menú que se mantiene intacto y que, sobre todo, exprime toneladas de una tradición que ha pasado de generación en generación.