Quién era Genarín y por qué León celebra su entierro el Jueves Santo
Los cofrades cantan cada año al santo borrachín, pero esta mítica figura leonesa fue mucho más que eso
Exposición de Genarín en el Museo de León.
Quien ha pasado algún Jueves Santo en León conoce a Genarín. Y es que miles de personas le homenajean cada año en la procesión pagana que tiene lugar en la madrugada del Jueves Santo. Los cofrades le cantan al santo borrachín, pero esta mítica figura leonesa fue mucho más que eso.
Hospiciano, empleado del fielato, tipógrafo y jornalero. Nacido en Izagre el 19 de septiembre de 1861 y de «padres desconocidos», se casó con una moza cepedana con la que tuvo cinco hijos, dos de ellos gemelos. Pateó las calles y tabernas leonesas hasta los 68 años cuando fue atropellado por el camión de la limpieza la mañana de Viernes Santo de 1929 en la carretera de Los Cubos. De su muerte se hicieron eco los diarios de la época, entre ellos Diario de León.
La noticia del accidente se publicó en este periódico el 30 de marzo de aquel año. En ella se cuenta que el camión de la limpieza se estrelló contra la muralla y aplastó a Genarín, que "caminaba casi pegado a ella". Desde entonces, es tradición -salvo algunas excepciones- evocar el recorrido de Genaro Blanco Expósito antes de que se encontrase con la muerte. Un homenaje.
Genaro sabía escribir y leer. Estuvo en el hospicio desde el día después de nacer. Le tocó el número 147, un trámite que se hacía con quienes ingresaban en el centro. De allí, de San Cayetano, salió al mes y medio de llegar gracias a un matrimonio de Palaciosmil, en La Cepeda. Así se ha recogido en su historia, reconstruida en un minucioso rastreo por archivos eclesiales y civiles, hemerotecas y entrevistas familiares realizado por Julián Robles, Javier Fernández-Llamazares y Javier Benéitez. ¿Su padres adoptivos? Tomasa Arias y Pedro Mayo, quienes recibían a cambio 18 reales al mes.
Antes de cumplir los 15 años fue devuelto al orfanato y poco más se sabe de él hasta que se hizo, en 1896, con una plaza en el fielato de Puente Castro.
Fue así como se convirtió en funcionario y, un año después, contrae matrimonio con María García, de Oliegos, en una boda en la iglesia de Nuestra Señora del Mercado. Allí mismo, en una casa cercana a la calle Hospicio vivió la pareja y nacio alguno de sus hijos.
También jornalero
A los 51 años, Genaro fue jornalero, tras perder su primer trabajo y después tipógrafo, que también perdió, lo que le llevó a una precaria situación: sin trabajo y con tres hijos que mantener. A los 55 enviudó y sus tres vástagos fueron a parar al hospicio, uno de los cuales murió a causa de una meningitis.
Al parecer, tras aquel terrible momento, se dedicó a vender periódicos, según relata Julio Llamazares, y a la pellejería ambulante. Sin casa, se dio a la bebida.