«EL LAMBRIÓN RECORRERÁ EL MUNDO»
PONFERRADA ESTRENA LA ESTATUTA DEL LAMBRIÓN CHUPACANDILES EL DÍA EN QUE EL NAZARENO ANUNCIA LA SEMANA SANTA
Vicente Parra lleva 34 años vistiéndose la casulla y el capirote negro del Lambrión Chupacandiles para anunciar, campana en mano, la llegada de la Semana Santa por las calles de Ponferrada. Y antes que él recorrieron la ciudad su padre y su abuelo, en los tiempos en los que el cofrade de la hoy Real Hermandad de Jesús Nazero que cumplía con una tradición local que data del siglo XVII hacía un alto en las bodegas para coger fuerzas con un vaso de vino —y de ahí el apellido de Chupacandiles— antes de continuar su paseo.
Este sábado Vicente Parra, vestido con la casulla y el capirote, después de llegar a los pies de la iglesia de San Andrés rodeado de niños, como siempre, se colocó al lado de la estatua de 2,70 metros de altura fundida en bronce según un diseño de Tomás Bañuelos y Soraya Triana y dio su visto bueno cuando posó para los fotógrafos. «Es un poco más alta que yo, pero me representa bastante bien», le comentó después a este periódico, abordado durante la parte final de su trabajo de heraldo.
«El Lambrión recorrerá el mundo», había afirmado, emocionado, Tomás Bañuelos después de ayudara al alcalde, Marco Morala —acompañado por quien le antecedió y encargó la estatua, Olegario Ramón, por el mayordomo de la Real Cofradía Jesús Nazareno, Salvador Fernández, por los dos escultores, el párro de La Encina, Antolín de Cela, que también bendijo la reproducción en bronce, y por el propio Vicente Parra— a retirar la tela que cubría el bronce y mostrara a la multitud que aplaudía junto al Castillo la nueva figura que se une al listado de esculturas de Ponferrada.
El Bierzo
Un paseo por Ponferrada con el Lambrión Chupacandiles con parada en su nueva estatua de bronce
Carlos Fidalgo
Bañuelos pronosticó que la del Lambrión será una de las estatuas más fotografiadas de la ciudad y un punto de encuentro; «quedamos en el Lambrión Chupacandiles, dirá la gente», aseguró. Y el propio alcalde, tras agradecer que la instalación de la escultura se haya convertido en un acto de ciudad «con independencia de los colores políticos», también auguró que el bronce se convertirá «en un emblema» de inmediato. Reanudaba su recorrido el Lambrión de carne y hueso y los primeros fotógrafos aficionados ya les estaban dando la razón.