Cómplices del drama

Dicho y hecho. El obispo de León, anteriormente de la diócesis salmantina de Ciudad Rodrigo, prometió hace un año, cuando fue entrevistado por este periódico con motivo de su nombramiento en sustitución de Antonio Vilaplana, que traería a la capital a un grupo de teatro «formidable» con el que estaba muy vinculado para que representase la Pasión. Y así ha sido. El grupo se llama Manantial y se presenta en León con diez años de experiencia en 35 representaciones, que han logrado aglutinar a más de 30.000 espectadores. La formación promete un guiño propio durante la representación para los ciudadanos leoneses. La obra tiene escenas que acontecen en medio de la gente y personajes que actúan saliendo de entre los espectadores. La representación evoca cuadros pictóricos, como el descendimiento de Van der Weiden y grupos escultóricos como el descendimiento de Lucas Milata de la Catedral de Ciudad Rodrigo. También, el Calvario, de Juan de Juni, y alguno de los descendimientos de este autor, así como el Santo Entierro. El grupo Manantial la califica como una obra «viva, llena de movimiento y energía, marcada por un ritmo rápido para lograr contar la historia en menos de hora y media, siendo conscientes de que la calle o las plazas imponen un respeto a la gente que lo contempla de pie. El Drama de Pasión y Pascua es, en lo espiritual, una catequesis, en los velos de la dramatización, que sirve de prólogo para vivir la Semana Santa, a quienes la contemplan y al mismo grupo que la prepara durante todo el tiempo de Cuaresma. El proceso de la obra es un eco de lo que la Iglesia celebra en el templo durante el Jueves Santo y los días del Triduo Pascual, dándole voz y palabra a los gestos y ritos litúrgicos. Aparecen textos bíblicos del Antiguo Testamento, del Evangelio y de San Pablo. Manantial es un trabajo pastoral con un grupo de jóvenes comprometido con la diócesis civitatense, que pretende tener una espiritualidad netamente diocesana y parroquial, sirviendo de punto de encuentro y de refuerzo para las actividades de las comunidades cristianas. El párroco Juan José Gómez, asesindo violentamente en Salamanca, estimuló esta obra en los pueblos de Boada y Retortillo.