Miles de personas de toda la provincia se vuelcan con la procesión de la Borriquilla
Dos milenios después de la entrada triunfante de Jesús Jerusalén, la tradición cristiana revive cada Semana Santa este pasaje de la vida del Hijo de Dios el Domingo de Ramos.
Lejos todavía de la agonía de los días centrales de la Pasión, la jornada de las palmas refleja la alegría de sus gentes a su llegada a la hoy santa ciudad. «Bendito sea el Rey de Israel», le aclamaban sus coetáneos. La bendición de los ramos congregó ayer a mediodía a miles de personas en la plaza de San Marcelo. Un mar de palmas frente al obispo de León, Julián López, quien asistía por vez primera a este acto en la ciudad desde su llegada al cargo en mayo del pasado año. Agua bendita desde el estrado para todas las palmas, mientras los más pequeños aferraban sus ramos con inquietud y ansiedad ante la solemnidad del momento. Los padres que no pudieron comprar a sus hijos este símbolo del Domingo de Ramos en los días previos, no tuvieron problema para adquirlo _por un precio entre tres y doce euros_ a avispados vendedores callejeros con sus cestas. Todo por evitar una lágrima a tiempo. Diez minutos después, a las 12.40 horas, partía la procesión de San Marcelo. Abriendo el cortejo, policías locales con su nuevo uniforme de gala _estrenado precisamente ayer, siguiendo parece la tradición de llevar algo nuevo el Domingo de Ramos, so pena de quedarse sin pies y sin manos, como reza la tradición_, la cruz y las palmas para dar paso a la única imagen de esta procesión: La Boriquilla con flores blancas y rojas y fondo verde, sólo empujada por un pequeño grupo de hombres, ya que cuenta con ruedas. Este año la cofradía encargada de organizar el cortejo fue la Agonía de Nuestro Señor, cuyo guión lucía tras el paso de la entrada de Cristo en Jerusalén a lomos de un pollino. Rememorando el calor con el que el Hijo de Dios fue recibido en aquel momento, cientos de leoneses caminaron tras el paso con sus ramos de laurel y palmas hasta la Catedral. Cerrando el cortejo, los canónigos de la Catedral con cánticos, el obispo de León y la Corporación municipal, encabezada por el alcalde Mario Amilivia. Todos portando largas palmas y escoltados por maceros y guardia de honor. El alegre repique de campanas de la Catedral llamaba a misa pasados unos minutos de la una de la tarde, mientras la Borriquilla embocaba la Calle Ancha camino ya de la Pulchra llevada en volandas por la multitud. Los amigos de la capa también se unieron a la procesión del Domingo de Ramos, que sólo pudo ver el sol radiante en el momento de la bendición. Grandes nubarrones y viento tomaron entonces el relevo. En Ponferrada el día ya amaneció borrascoso, pero, como por arte de magia y justo en el momento en el que la procesión llegaba a la plaza de Fernando Miranda, el sol comenzó a lucir. Cientos de personas _en su mayoría niños_ se agolpaban media hora antes para esperar la bendición de las palmas y ramas de laurel. El paso de la Borriquilla partió desde la iglesia de San Pedro para llegar hasta la plaza, donde se celebró la misa antes de regresar al templo. Organizada por la cofradía del Silencio, la marcha _animada por el sonido de la banda de cornetas y tambores de la hermandad_ contó con la presencia de las autoridades locales y miembros de las otras dos cofradías de la ciudad: Jesús Nazareno y la de Santiago Apóstol. ····· ····· El sacerdote encargado de celebrar la ceremonia destacó, poco después de la bendición de las palmas, la necesidad de todos los cristianos de vivir la Semana Santa con el fin de encontrar en ella la salvación e invitó así a los bercianos a vivir estos días en comunión con el resto de sus hermanos en la fe. El Domingo de Ramos continuó en Ponferrada con el ya tradicional Vía Crucis penintencial hasta la cima del Monte Pajariel, desde la iglesia de Nuestra Señora de Vizbayo, en la localidad de Otero. En Astorga, la procesión fue solemne, a la vez que muy concurrida. El cortejo partió de la iglesia de Rectivía, encabezado por la banda de cornetas y tambores de San Justo de La Vega, para dirigirse a la plaza Mayor, donde se procedió a la bendición de los ramos. Los braceros de la cofradía de la Entrada en Jerusalén portaron el paso de la Borriquilla orden y aplomo, destacando el baile, acorde a la música, que realizaron en la plaza Mayor. Allí, autoridades civiles y militares esperaban el desfile. El obispo de Astorga, monseñor Camilo Lorenzo, procedió a la bendición, donde se leyó el pasaje del Evangelio que describe la entrada triunfal en Jerusalén antes de la Pascua en la que padeció y murió. Prevista para las once y media, esta ceremonia religiosa tuvo una puntualidad germánica. Posteriormente, el desfile salió hacia la Catedral, donde se celebró la misa de ramos. Unos kilómetros al sur de la capital maragata, en La Bañeza hacía tiempo que un Domingo de Ramos no congregaba a tanto público para la procesión de «La Borriquilla». Sin duda, la agradable temperatura del mediodía contribuyó a que un buen número de bañezanos, con sus ramas de olivo o laurel y palmas acudieran a la iglesia de Santa María para su bendición y conmemorar la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén. El grupo escultórico, de mitad del siglo pasado, recorrió su camino hasta la iglesia de El Salvador en su trono sobre ruedas, acompañado por la muchedumbre, ya que éste no es cortejo de cofrades, sino abierto a la libre participación. Presidía el desfile el cabildo de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, acompañado por los de las Angustias y Soledad y Vera Cruz, además de por el sacerdote y las autoridades municipales, que, como es costumbre, acompañan a todas y cada una de las procesiones en La Bañeza. Como invitada de excepción, también procesionó la Junta de seises de la Cofradía de las Siete Palabras, de León, cuya banda de música musicalizó el cortejo. En Valencia de don Juan, desde los más pequeños hasta los más mayores quisieron participar en la primera procesión que da inicio a la Semana Santa coyantina. El romero, laurel, el olivo y las palmas fueron los protagonistas de un domingo, que amaneció con cielo nubloso, para que el sol brillará con fuerza en el momento en que el paso del Cristo en la Borriquilla iniciará el desfile. Acompañados de autoridades civiles y eclesiásticas, 30 braceras pertenecientes a la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y Soledadad, portaron el paso del Cristo y la Borriquilla, obra del escultor Manuel del Campo Escocet, del año 2000. En su recorrido por las calles del centro, las música de cornetas y tambores de la Hermandad Jesús de Nazaret, así como la de la Banda Municipal de Música, anunciaba el comienzo de la Semana Santa. Los Agustinos fueron los encargados de celebrar la bendición de las Palmas en la plaza de Santo Domingo en colaboración con la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y Soledad, celebración que se recuperó en el año 1997 por esta cofradía, tras finalizar la procesión se celebró la misa. Ya en Tierra de Campos, en Las Grañeras a muy tempranas horas la pequeña localidad anunció a todos, mediante el volteo de campanas de su ermita, el inicio de la Semana Santa. Ayer el párroco, don Hilario, bendijo las palmas para continuar en procesión hasta la parroquia en el corazón de la localidad. También en Almanza se procedió a la celebracion procesional de la Borriquilla, imagen donada por Deotina Medina, que se acerca hasta el pueblo cada momento que sus tareas se lo permiten. Finalizada la Eucaristía y lectura de los evangelios, los vecinos dieron paso a una nueva edicion de la subasta de sus pasos. En Sahagún, los vecinos celebraron el día con ramos hechos de la flora local, a la usanza rural, con la representación de la acogida a Jesucristo al mediodía. La única variación con respecto a otros años es que los feligreses tuvieron que salir a la calle desde el Auditorio Municipal, en lugar de la iglesia de San Juan como apuntaba el programa, ya que ésta se halla en restauración. En Santa Lucía, los vecinos iniciaron ayer las procesiones. El intenso frío y la amenaza de lluvia que reinaban ayer en la localidad, no impidió la primera procesión del Domingo de Ramos, que recorrió el paseo de Salinas hasta la misma iglesia parroquial. Una procesión, en la que tuvo lugar la escenificación viviente con el Cristo de carne y hueso montado en un burro. Esta información ha sido elaborada por Asun G. Puente, Cristina Fanjul, Alberto Domingo, Ana Gorgojo, J.A. Barrio Planillo y Acacio Díaz. Dos milenios después de la entrada triunfante de Jesús Jerusalén, la tradición cristiana revive cada Semana Santa este pasaje de la vida del Hijo de Dios el Domingo de Ramos. Lejos todavía de la agonía de los días centrales de la Pasión, la jornada de las palmas refleja la alegría de sus gentes a su llegada a la hoy santa ciudad. «Bendito sea el Rey de Israel», le aclamaban sus coetáneos. La bendición de los ramos congregó ayer a mediodía a miles de personas en la plaza de San Marcelo. Un mar de palmas frente al obispo de León, Julián López, quien asistía por vez primera a este acto en la ciudad desde su llegada al cargo en mayo del pasado año. Agua bendita desde el estrado para todas las palmas, mientras los más pequeños aferraban sus ramos con inquietud y ansiedad ante la solemnidad del momento. Los padres que no pudieron comprar a sus hijos este símbolo del Domingo de Ramos en los días previos, no tuvieron problema para adquirlo _por un precio entre tres y doce euros_ a avispados vendedores callejeros con sus cestas. Todo por evitar una lágrima a tiempo. Diez minutos después, a las 12.40 horas, partía la procesión de San Marcelo. Abriendo el cortejo, policías locales con su nuevo uniforme de gala _estrenado precisamente ayer, siguiendo parece la tradición de llevar algo nuevo el Domingo de Ramos, so pena de quedarse sin pies y sin manos, como reza la tradición_, la cruz y las palmas para dar paso a la única imagen de esta procesión: La Boriquilla con flores blancas y rojas y fondo verde, sólo empujada por un pequeño grupo de hombres, ya que cuenta con ruedas. Este año la cofradía encargada de organizar el cortejo fue la Agonía de Nuestro Señor, cuyo guión lucía tras el paso de la entrada de Cristo en Jerusalén a lomos de un pollino. Rememorando el calor con el que el Hijo de Dios fue recibido en aquel momento, cientos de leoneses caminaron tras el paso con sus ramos de laurel y palmas hasta la Catedral. Cerrando el cortejo, los canónigos de la Catedral con cánticos, el obispo de León y la Corporación municipal, encabezada por el alcalde Mario Amilivia. Todos portando largas palmas y escoltados por maceros y guardia de honor. El alegre repique de campanas de la Catedral llamaba a misa pasados unos minutos de la una de la tarde, mientras la Borriquilla embocaba la Calle Ancha camino ya de la Pulchra llevada en volandas por la multitud. Los amigos de la capa también se unieron a la procesión del Domingo de Ramos, que sólo pudo ver el sol radiante en el momento de la bendición. Grandes nubarrones y viento tomaron entonces el relevo. En Ponferrada el día ya amaneció borrascoso, pero, como por arte de magia y justo en el momento en el que la procesión llegaba a la plaza de Fernando Miranda, el sol comenzó a lucir. Cientos de personas _en su mayoría niños_ se agolpaban media hora antes para esperar la bendición de las palmas y ramas de laurel. El paso de la Borriquilla partió desde la iglesia de San Pedro para llegar hasta la plaza, donde se celebró la misa antes de regresar al templo. Organizada por la cofradía del Silencio, la marcha _animada por el sonido de la banda de cornetas y tambores de la hermandad_ contó con la presencia de las autoridades locales y miembros de las otras dos cofradías de la ciudad: Jesús Nazareno y la de Santiago Apóstol. ····· ····· El sacerdote encargado de celebrar la ceremonia destacó, poco después de la bendición de las palmas, la necesidad de todos los cristianos de vivir la Semana Santa con el fin de encontrar en ella la salvación e invitó así a los bercianos a vivir estos días en comunión con el resto de sus hermanos en la fe. El Domingo de Ramos continuó en Ponferrada con el ya tradicional Vía Crucis penintencial hasta la cima del Monte Pajariel, desde la iglesia de Nuestra Señora de Vizbayo, en la localidad de Otero. En Astorga, la procesión fue solemne, a la vez que muy concurrida. El cortejo partió de la iglesia de Rectivía, encabezado por la banda de cornetas y tambores de San Justo de La Vega, para dirigirse a la plaza Mayor, donde se procedió a la bendición de los ramos. Los braceros de la cofradía de la Entrada en Jerusalén portaron el paso de la Borriquilla orden y aplomo, destacando el baile, acorde a la música, que realizaron en la plaza Mayor. Allí, autoridades civiles y militares esperaban el desfile. El obispo de Astorga, monseñor Camilo Lorenzo, procedió a la bendición, donde se leyó el pasaje del Evangelio que describe la entrada triunfal en Jerusalén antes de la Pascua en la que padeció y murió. Prevista para las once y media, esta ceremonia religiosa tuvo una puntualidad germánica. Posteriormente, el desfile salió hacia la Catedral, donde se celebró la misa de ramos. Unos kilómetros al sur de la capital maragata, en La Bañeza hacía tiempo que un Domingo de Ramos no congregaba a tanto público para la procesión de «La Borriquilla». Sin duda, la agradable temperatura del mediodía contribuyó a que un buen número de bañezanos, con sus ramas de olivo o laurel y palmas acudieran a la iglesia de Santa María para su bendición y conmemorar la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén. El grupo escultórico, de mitad del siglo pasado, recorrió su camino hasta la iglesia de El Salvador en su trono sobre ruedas, acompañado por la muchedumbre, ya que éste no es cortejo de cofrades, sino abierto a la libre participación. Presidía el desfile el cabildo de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, acompañado por los de las Angustias y Soledad y Vera Cruz, además de por el sacerdote y las autoridades municipales, que, como es costumbre, acompañan a todas y cada una de las procesiones en La Bañeza. Como invitada de excepción, también procesionó la Junta de seises de la Cofradía de las Siete Palabras, de León, cuya banda de música musicalizó el cortejo. En Valencia de don Juan, desde los más pequeños hasta los más mayores quisieron participar en la primera procesión que da inicio a la Semana Santa coyantina. El romero, laurel, el olivo y las palmas fueron los protagonistas de un domingo, que amaneció con cielo nubloso, para que el sol brillará con fuerza en el momento en que el paso del Cristo en la Borriquilla iniciará el desfile. Acompañados de autoridades civiles y eclesiásticas, 30 braceras pertenecientes a la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y Soledadad, portaron el paso del Cristo y la Borriquilla, obra del escultor Manuel del Campo Escocet, del año 2000. En su recorrido por las calles del centro, las música de cornetas y tambores de la Hermandad Jesús de Nazaret, así como la de la Banda Municipal de Música, anunciaba el comienzo de la Semana Santa. Los Agustinos fueron los encargados de celebrar la bendición de las Palmas en la plaza de Santo Domingo en colaboración con la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y Soledad, celebración que se recuperó en el año 1997 por esta cofradía, tras finalizar la procesión se celebró la misa. Ya en Tierra de Campos, en Las Grañeras a muy tempranas horas la pequeña localidad anunció a todos, mediante el volteo de campanas de su ermita, el inicio de la Semana Santa. Ayer el párroco, don Hilario, bendijo las palmas para continuar en procesión hasta la parroquia en el corazón de la localidad. También en Almanza se procedió a la celebracion procesional de la Borriquilla, imagen donada por Deotina Medina, que se acerca hasta el pueblo cada momento que sus tareas se lo permiten. Finalizada la Eucaristía y lectura de los evangelios, los vecinos dieron paso a una nueva edicion de la subasta de sus pasos. En Sahagún, los vecinos celebraron el día con ramos hechos de la flora local, a la usanza rural, con la representación de la acogida a Jesucristo al mediodía. La única variación con respecto a otros años es que los feligreses tuvieron que salir a la calle desde el Auditorio Municipal, en lugar de la iglesia de San Juan como apuntaba el programa, ya que ésta se halla en restauración. En Santa Lucía, los vecinos iniciaron ayer las procesiones. El intenso frío y la amenaza de lluvia que reinaban ayer en la localidad, no impidió la primera procesión del Domingo de Ramos, que recorrió el paseo de Salinas hasta la misma iglesia parroquial. Una procesión, en la que tuvo lugar la escenificación viviente con el Cristo de carne y hueso montado en un burro. Esta información ha sido elaborada por Asun G. Puente, Cristina Fanjul, Alberto Domingo, Ana Gorgojo, J.A. Barrio Planillo y Acacio Díaz. NORBERTO El obispo de León, Julián López, bendice los ramos y las palmas en la abarrotada plaza de San Marcelo de la capital leonesa, minutos antes de salir la procesión de la Borriquilla hacia la Catedral