La Pasión viviente evocó conocidos cuadros y grupos escultóricos
La humanización del arte sacro
El grupo de teatro Manantial ensimismó al público durante la representación de la obra «Drama de Pasión y Pascua», una pieza con una fuerte carga de provocación interactiva hacia l
La lluvia obligó a trasladar el montaje de Drama de Pasión y Pascua de la plaza de San Marcelo a la iglesia de San Lorenzo, en cuyo interior se desarrolló toda la trama durante algo más de una hora y media. La intensidad del colorido y la soltura de los actores -llevan diez años trabajando en esta obra, que han representado ya en 36 ocasiones logrando encandilar a más de 30.000 espectadores- consiguieron añadir sobriedad y recogimiento a una obra que, en lo espiritual, trata de ser «una impresionante catequesis que sirva como prólogo de la Semana Santa», explican desde el grupo Manantial. La representación comenzó con un guiño a la ciudad de León, protagonizado por un joven que interpretó a San Froilán. El patrono de León introdujo la obra y, al finalizar, devolvió el báculo al obispo de León, que se encontraba en primera fila observando fijamente a los actores. Durante la obra se evocaron cuadros pictóricos, como el descendimiento de Van der Weiden y grupos escultóricos de Juan de Juni. También se simularon descendimientos y el Santo Entierro, que se encuentra en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Esta formación se vinculó a monseñor López cuando éste ocupaba su anterior cargo de obispo en la diócesis de Ciudad Rodrigo, de donde procede este grupo pastoral. El grupo Manantial ofreció hace escasas fechas un homenaje al sacerdote Juan José Gómez, párroco de los pueblos civitatenses de Boada y Retortillo y asesinado violentamente hace pocas semanas en Salamanca por parte de un joven.