«Matar judíos» se ha convertido en una cita ineludible en Semana Santa
Hay limonada, ¿de la casa?
La tradición de «matar judíos» es tan antigua como la propia Semana Santa de la ciudad. Durante estos días no hay bar que no sirva limonada con su toque, a pesar de estar pro
La Semana Santa en León, como en cualquier otra ciudad española, se vive con una gran devoción. Las calles se inundan de procesiones con sus papones, pasos y bandas. Esto es lo que ocurre en toda España, pero la capital leonesa goza de una particularidad: nadie que esté en la calle, ni papones, ni turistas, ni vecinos se irán a casa con la boca seca. Siguen la tradición de «matar judíos». Esta costumbre legendaria, que comienza en la semana anterior a Semana Santa y se prolonga hasta la Pascua, consiste ni más ni menos que en tomar limonada, o sangría, como prefieren llamarle otros. De esta forma, cuando pidamos una limonada, el camarero nos servirá un vasito que ha sacado de una jarra con algunos trozos de naranja, limón y canela. Y cuando se beba, estaremos matando a un judío. Esta expresión, al igual que la costumbre, es típica en León, y muy atrayente para los turistas que visitan la ciudad. En casi todos los bares de la capital, sobre todo en las calles por donde pasan las procesiones, puede verse el cartel que dice «Hay limonada de la casa». Estos letreros, aunque son iguales, siguen llamando la atención de la gente, que no duda en entrar a probar la limonada de ese establecimiento. Pero la cuestión es realmente, ¿resulta de propia fabricación? Los riesgos La prohibición de producir la limonada en casa es casi tan antigua como el hábito de tomarla. el Servicio de Sanidad de la Junta determinó hace tiempo que hacer sangría casera representa un gran riesgo. Esto de debe a la fermentación de los ingredientes en el caso de que haga calor. También influye la higiene que pueda haber o no en su realización. Por otro lado, si la limonada casera no se consumiese del todo, no puede guardarse para el año siguiente, con lo que es una gran pérdida, puesto que en ocasiones se trata de hasta cincuenta litros. Para que no haya problemas ni riesgos a la hora de consumir limonada, lo idóneo es comprarla ya hecha. Además tiene la ventaja de conservarse de un año para otro. Si su consumo va a ser doméstico, puede adquirirse en cualquier tienda, súper o hipermercado. Su precio ronda los sesenta o noventa céntimos de euro. También puede encontrarse en bodegas de vino. Allí pueden encontrarse envases de un litro y medio, por tres euros, y de cinco litros. Por otra parte, encontramos a «Bodegas Vinor», que no producen la limonada pero sí la venden. Llega desde La Rioja y la distribuyen a multitud de bares de León capital. Su encargado, José Vicente Seco, afirma que comprar la sangría resulta al mismo precio o incluso menor que hacerla. La gente que hoy en día sigue fabricando su propia limonada es por tradición, aunque con ello se corren grandes peligros de higiene y fermentación. Los bares compran la limonada por comodidad, higiene y legalidad. De todas formas, que sea comprada no quiere decir que no se le dé un toque personal; cada bar puede, y de hecho lo hace, aderezarla con algo más. En todos los establecimientos, sobre todo en el barrio Húmedo y las zonas por donde pasan las procesiones, pueden encontrarse bares donde afirman que su limonada es casera, cuando en realidad no lo es.