La última talla del desfile procesional salió de la capilla de Santa Nonia cubierta por un plástico
La lluvia continúa sin dar tregua
La lluvia no da tregua a la devoción de los fieles. Si en la tarde del pasado domingo sólo pudo salir una de las tres procesiones programadas -que tuvo, además, que acortar su recorrido a causa del agua- la de ayer no fue mucho mejor para aquellos que tenían previsto disfrutar de alguno de los desfiles procesionales previstos. La procesión de la Pasión, que salió de la capilla de Santa Nonia pasados pocos minutos de las 20.00 horas, comenzó sin problemas, pues todavía no había empezado a caer ninguna gota. La primera en salir, en medio de un fuerte olor a incienso, fue la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad, cuyos cofrades iban vestidos de negro riguroso y «saludaron» a los presentes con el fuerte repique de sus trompetas y tambores. Minutos después del desfile de un buen número de cofrades, el himno nacional anunciaba la salida del primero de los pasos, una Piedad del siglo XVI rodeada de flores de vivos colores en la que se podía ver a la Virgen con Jesús en sus brazos con una enorme cruz dorada a su espalda. Los cofrades de las Angustias y Soledad mecían la talla al ritmo de trompetas y tambores y, tras ellos, las tradicionales manolas acompañaban el paso, rosario en mano, con el semblante serio. Entre aplausos La segunda imagen en salir a lo largo del paseo de San Francisco fue la que portaban los miembros de la agrupación del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. Recibida por los aplausos de cuantos se congregaron en las inmediaciones de la capilla de Santa Nonia, la talla del Nazareno deslumbró a los presentes, además de por su belleza, por las múltiples velas que la rodeaban. Al igual que el paso anterior, llamaban la atención la multitud de flores alrededor del Nazareno, así como el color dorado de la talla. En ese momento ya comenzaba a llover, pero la procesión no se amedrentró y continuó su camino. Sin embargo, la lluvia que ya caía copiosamente y que hizo que un buen número de presentes se retirase, provocó que la última Piedad saliese a hombros de los cofrades de Minerva y Veracruz cubierta por un gran plástico ante el temor de que pudiese ser dañada por el agua. El mismo motivo hizo que la procesión regresase a la iglesia de Santa Nonia antes de lo previsto.