Diario de León

Los fieles asistentes vivieron la pasión con intensidad y recogimiento

El claustro de las Carbajalas cobija de la lluvia al Vía Crucis

La Cofradía de Nuestro Señor Jesús de la Redención participó en el acto con gran fervor

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Patricia Rovirosa - león
León

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El cielo plomizo que amenazaba agua durante todo el día cumplió su promesa y a las 21.00, cuando las puerta del monasterio de Santa María de Carbajal se abrió para dar paso al Vía Crucis organizado por la cofradía de Nuestro Señor Jesús de la Redención, la lluvia arreció con fuerza. Es el segundo día que las inclemencias del tiempo obligan a cambiar la dinámica de las procesiones, si el día 20 tuvo que ser suspendida, ayer aunque no pudo realizar ni distribuir las catorce estaciones alrededor de la plaza del Grano, si lo hizo en el claustro del interior del monasterio. La cofradía inició la procesión con solemnidad y recogimiento a pesar de la profunda tristeza que les embargaba después de ver frustado el trabajo y ensayos de todo un año, pero lo aceptaron con resignación y sin perder el sentimiento y advocación a la Santa Cruz. Los Hermanos procesionaron por la calle no más de 20 metros ante una plaza prácticamente vacía, ataviados con la tradicional túnica negra y capillo y bocamangas rojas. Los cofrades portaban los catorce estandartes correspondientes a las catorce estaciones, tras ellos los braceros portaban el Cristo Crucificado. Una vez en el interior del claustro del monasterio, la carraca y los tambores anunciaron el inicio de las paradas en cada una de las estaciones que conforman la procesión. El párroco de las carbajalas explicó en que consistía cada una de las estaciones y el momento exacto que Jesús vivió en cada una de ellas. El sonido de la carraca marcaba el final de cada parada y el sonido rítmico y solemne del tambor la procesión hasta la siguiente. Ambos elementos musicales unidos a la iluminación del claustro y al olor permanente a incienso que inundaba la atmósfera contribuyeron a crear un ambiente misterioso y solemne. A pesar de la lluvia, ayer cimbrearon los hachones de velas y antorchas durante una procesión que estuvo marcada por la intimidad de los cofrades y sus familias.

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