Diario de León

Continuidad y nuevas expectativas en la Semana Santa de León

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Todos los acontecimientos relacionados con la Semana Santa leonesa del 2005 tuvieron un denominador común que marcó el devenir de los diferentes hechos posteriores, las condiciones meteorológicas. Tales circunstancias son imprevisibles y quiméricas de controlar, por lo que toda la labor de un año se puede venir al traste en tal solo unos minutos. Todo se cierne oscuro y triste ante la posibilidad de tener que suspender la procesión que el abad de turno ha diseñado en su cabeza a lo largo de los meses pasados. En la mayoría de las ocasiones que las condiciones climatológicas han sido adversas los diferentes responsables han actuado con sensatez y les ha podido más la cabeza que el corazón, y me consta, por la amistad que mantengo con muchos de ellos, que ha sido una verdadera decepción tener que renunciar a un regalo con el que se sueña toda una vida. Por todo ello es mucho más meritorio la dura decisión tomada y es justo reconocerlo. Por desgracia no todas las juntas de las diferentes entidades piensan lo mismo y prevalece más la fuerza bruta y el impulso descontrolado que el sentido común. En los comienzos de la semana pasional pudimos sentir vergüenza ajena con la distorsión en la calles, bandas perdidas e imágenes empapadas que sabe Dios la repercusión que tendrá en los siguientes meses. Desde ésta tribuna y, desde cuantas hemos tenido oportunidad de expresar nuestra opinión venimos reclamando cordura a los responsables de tomar preceptos tan comprometidos. Es tan sencillo como la preservación de nuestra historia. Es tan fácil como pararse a pensar los años que han transcurrido desde la ejecución de una talla emblemática. A nadie se le ocurre poner en la terraza una pieza valiosa de su propiedad adquirida en una subasta de arte en pleno aguacero. ¿Por qué es tan fácil jugar con el patrimonio de los demás ? El verdadero amor a la cofradía se demuestra con decisiones de éste calibre. Un buen acervo cultural necesita de unos buenos regidores. Afortunadamente impera la cordura por encima del desatino. A pesar de la lluvia Sería conveniente desarrollar unos acuerdo claros sobre éste tipo cuestiones. Incluso podrían salir diferentes filas de hermanos con las tallas guardadas a buen recaudo realizando un verdadero acto penitencial. La voluntad de mojarse o sufrir las consecuencias que de ello derivase sería exclusivamente personal sin ningún coste adicional a la orden que representa como corresponde en el caso de la demostración de bemoles de algunos dirigentes de las hermandades, producto quizás de un ataque de soberbia sobrevenida que de la tranquilidad que se le debía suponer. Otro de los puntos negros de la Semana Santa leonesa reside en alguno de los integrantes de las juntas de seises, anclados en el pasado, con malas formas y actitudes propias de otras épocas rancias y anacrónicas. He tenido que sufrir en mis propias carnes los malos modos, con intento de agresión incluida, por parte de dos seises de una de las órdenes más señeras y representativas de León con la complacencia de su abad que lejos de una reprimenda, expediente y posterior expulsión se limitó a disculparles bajo la simpleza que estaban muy nerviosos. Durante éstos diez apasionantes y movidos días todos nos encontramos bajo presión, los hermanos, el público, los periodistas, los técnicos, pero no por ello recurrimos a la violencia y a la expulsión de un patio público de quien está cumpliendo con su trabajo de informar e investigar sobre la Semana Santa. Debemos recordar que la cofradía en cuestión se encuentra de prestado en el patio de los Franciscanos y que teóricamente pregona el amor, paz, solidaridad. Mi labor sobre temas de Semana Santa se realiza durante todo el año por razones evidentes, la investigación es constante con lo cual debería de tener una mayor presión, pero no por ello me manifiesto violentamente contra nadie. Una verdadera ironía y una desfachatez. Personas que manchan la imagen de una cofradía emblemática sobran en el ámbito de los desfiles pasionales por lo cual instamos una vez más a su desaparición como representantes de una cofradía tan destacada y que nunca más se repitan comportamientos tan deleznables como el relatado. Para que nadie tenga dudas sobre mi afiliación en las cofradías amo profundamente a la Virgen de la Amargura de la cual soy bracero fundador desde el año noventa, participando en todos los estudios históricos y de rehabilitación que se me ha precisado tanto de la talla como de la cofradía. Nadie me tiene que dar lecciones sobre la cofradía que respeto y admiro mientras que algunos de sus regidores no merecen ni por asomo el cargo que ocupan. Organización interna Al hilo de todo esto para solucionar gran parte de los problemas sobre la organización interna de las cofradías se hace totalmente necesario la democratización de la juntas de gobierno de las diferentes hermandades. La renovación en bloque de la juntas mediante la presentación de nuevas candidaturas y no con cuenta gotas como sucede en la actualidad. Gestiones de tres o cuatro años, valoración de las mismas y elecciones democráticas. Sería entonces cuando el aire fresco entraría en muchas de ellas. Del mismo modo es justo reconocer que algunas cofradías ya tienen instaurados mecanismos de libre designación con un claro acento popular y democrático. Es hora de olvidarse de los cotos cerrados y dar libre participación a muchos hermanos de las diferentes cofradías que pueden aportan ideas y un acento más comunicador. En mi experiencia al tener que relacionarme con todas las entidades, una de la mejores lecciones que he visto en las tan denostadas en algunas ocasiones cofradías de reciente creación, es su carácter abierto, sus buenas formas y actitudes facilitando el trabajo a los que nos dedicamos a la investigación para fomentar las buenas relaciones entre todos. Lo mejor En cuanto a las cuestiones positivas destacar la fuerte participación popular a pesar de la malas condiciones climáticas. El público es un elemento imprescindible en todos los eventos. El respeto y la atención sobre lo visionado se hizo patente en cada uno de los desfiles. Meritorio del mismo modo es la designación como coordinador de la Junta Mayor de Semana Santa de Julio Cayón Diéguez, que no solamente es un buen conocedor de la Pasión leonesa sino que es un «papón» de los pies a la cabeza, desde su niñez. Si a ello le unimos su gran de capacidad de trabajo los éxitos están garantizados. Las instituciones políticas y mas concretamente el Ayuntamiento de León se han volcado con todas la cofradías sin distinciones con el único afán de potenciar nuestros eventos pasionales. El resultado ha sido una gran ocupación hotelera que sirve para generar riqueza y empleo a la ciudad. Otro reconocimiento para los hermanos de a pie. Los braceros, los integrantes de las bandas, los monaguillos, las manolas, los montadores, los encargados de la colocación de las flores y un sin fin de personas que en la sombra trabajan para la mejora anual de todos los eventos mi gratitud de manera pública. En el apartado positivo mencionar a todos los medios de comunicación y todo su potencial humano que una vez más se han volcado para acercar al público en todo lo concerniente sobre la Semana Santa de León y las procesiones más emblemáticas. Debemos de tener presente, el momento más álgido de la ciudad, durante todo el año mediante la realización de simposium, conferencias, intercambios culturales, congresos y todo aquello que sirva para la potenciación de los cortejos procesionales. Sin duda el referente para todo ello será el futuro Museo de Semana Santa que servirá para aglutinar todos los actos de la Pasión leonesa

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