| Reportaje | El nacimiento y la muerte de Cristo |
Santa representación
Más de medio millar de personas acudieron ayer a la Catedral de León para presenciar las escenas de dolor de la Pasión de Jesús, que escenificó el grupo teatral Arpegio al son de tambores y cor
La Catedral de León sirvió ayer de escenario perfecto para representar de una forma lograda la Pasión de Cristo, desde su nacimiento hasta su muerte, entre una multitud de público, más de 500 asistentes, que presenciaron el acto. A lo largo de casi dos horas, el grupo de teatro Arpegio, en consonancia con la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de Victoria, mostraron un año más el Evangelio mediante la representación de las escenas vividas en la muerte del hijo de Dios. La ceremonia comenzó con el nacimiento de Jesús, al que una decena de ángeles le anunciaron la forma en que, 33 años después, perdería la vida, portando cada uno de ellos elementos que en ese triste día le acompañarían, como una corona de espinas, una cruz o clavos con los que sería crucificado. No faltaron personajes en representación de San Pedro, San Juan, apóstoles y las tres Marías proclamando su dolor; en distintas escenas que también incluyeron momentos de gran emotividad como el maltrato y flagelaciones sufridas por Cristo a manos de los romanos, la traición de judas, la crucifixión, la resurrección tres días después, el desenclavo o el encuentro de Jesús resucitado con María. El sonido de los tambores y cornetas alternado y en sincronía con las escenas de dolor representadas, lograron emocionar al público de todas las edades allí congregado, que cada año es más numeroso.