Diario de León

Las nubes empezaron a soltar su carga instantes después de que el cortejo quedara disuelto

La procesión de Las Palmas de Astorga pudo esquivar a la lluvia un año más

Un total de 86 braceros soportaron el peso de La Borriquilla durante su recorrido

Los niños de la cofradía ofrecieron simpáticas estampas

Los niños de la cofradía ofrecieron simpáticas estampas

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Maite Almanza - astorga
León

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Dice la tradición popular que, incluso en los años de mayor adversidad meteorológica, la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén nunca se ha visto obligada a suspender su desfile del Domingo de Ramos, y ayer no fue una excepción. A pesar de que cuando el paso de La Borriquilla llegó a la plaza Mayor, minutos antes de que comenzara la bendición de las palmas, el cielo iba tornándose plomizo, las nubes fueron benevolentes con el cortejo hasta que la talla, realizada por Ángel Rodríguez y Puente en Santiago de Compostela entre los años 1944 y 1955, estuvo de regreso en su cabildo y la comitiva había quedado disuelta. Sólo entonces comenzó una fina lluvia que se convirtió por momentos en granizo, e hizo temer, como sucedió, que la procesión de la tarde se viera afectada. Por lo demás, la mañana transcurrió como suele ser habitual. Después de la partida de la procesión a primera hora de la mañana de la parroquia de Rectivía, el obispo de Astorga, Camilo Lorenzo, bendijo los ramos y palmas en una plaza Mayor abarrotada, antes de que la comitiva se dirigiera a la catedral para la misa. El pendón de la hermandad anfitriona abría el cortejo, seguido de la banda de cornetas y tambores de la cofradía de la Santa Vera Cruz y Confalón. La cruz, los ciriales y los cofrades de la Entrada de Jesús en Jerusalén portando, como los fieles, palmas, precedían al paso de La Borriquilla, que lucía coloridos adornos florales completados con frutas en su frontal. Ochenta y seis braceros soportaban su peso, e iba escoltado por cuatro policías locales. El cabildo con el obispo Camilo Lorenzo al frente, acompañado de Felipe Fernández, prelado emérito de Tenerife; la Agrupación Musical de la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, de León; la corporación municipal; el resto de autoridades, y las presidencias de las hermandades de Astorga, completaban uno de los cortejos que más fervor despiertan de la Semana Santa de la ciudad. A ello contribuyeron tanto las sentidas marchas de Pasión como el olor a incienso que invadió las calles.

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