Cuarenta y cinco braceros pujaron con fervor a La Borriquilla

La procesión de Ramos de La Bañeza partió ayer al mediodía de la iglesia de El Salvador tras la bendición de las palmas y bajo un cielo azul que se oscurecía por momentos. La cruz y los ciriales abrían la comitiva y daban paso al estandarte de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y a las representaciones de esta hermandad y de las de Angustias y Soledad y la Vera Cruz. A lo lejos, mecida por el lento caminar de 45 braceros -de los que las mujeres eran mayoría- se acercaba el paso de La Borriquilla, de la Escuela de Olot, realizado en 1961 por un autor anónimo para los cofrades de Jesús Nazareno. Estos hermanos se tomaron su tiempo para alejarse de la plaza de la iglesia, como si les apenase abandonar la bella estampa de su torre. A cara descubierta, portaban el paso adornado con flores blancas y de tonos anaranjados y liláceos, entre las que podían distinguirse gladiolos y lirios. Numerosos fieles arropaban a La Borriquilla y llevaban en sus manos ramos de laurel ya bendecido, que, a buen seguro, será utilizado en las próximas semanas como símbolo de protección. La corporación municipal portando palmas y el resto de las autoridades completaban la comitiva, que muchos bañezanos contemplaban desde los balcones. La banda de cornetas y tambores de la cofradía de Jesús Nazareno rasgaba el aire con sus dolientes notas, a cuyo ritmo los braceros se encaminaban hacia la iglesia de Santa María para tomar parte en la misa. Precisamente, la llegada del paso a las cercanías de la torre mocha ofreció otra de las imágenes de recuerdo de la jornada.