Diario de León

| Reportaje | Día de unión en Astorga |

La Pasión recorre toda la ciudad

La procesión del Vía Crucis, en la que se estrenó la archicofradía de la Virgen de los Dolores, reunió a las ocho hermandades en la plaza Mayor

Las Farolas del Silencio y, al fondo, el Beso de Judas, a su paso por la plaza

Las Farolas del Silencio y, al fondo, el Beso de Judas, a su paso por la plaza

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Maite Almanza - astorga
León

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Cientos de cofrades se apoderaron ayer de las calles de Astorga en una de las procesiones más multitudinarias de la Semana Santa de la ciudad: la del Via Crucis, organizada por la junta profomento de esta fiesta. Hubo novedades: por primera vez desfiló la archicofradía de la Virgen de los Dolores, tras su reciente incorporación al órgano que aglutina a todas las cofradías, y la hermandad de Caballeros del Silencio estrenó la segunda fase de la restauración de Las Farolas. La vivencia de la Pasión, sin embargo, fue tan intensa como siempre. Desde media tarde el sonido de las cornetas y los tambores se dejaba sentir como un eco en buena parte de la ciudad. Eran las cofradías, que partían de sus cabildos o parroquias rumbo a una cita común, que pretende mantener más viva que nunca esa comunión que debe existir entre todas ellas. Los hermanos tomaban posiciones bajo los pasos o en hileras, las bandas daban los últimos toques a sus marchas, mientras las imágenes lucían más hermosas que nunca en las alturas. Serpenteando por las estrechas calles del casco antiguo, los hermanos, con túnicas, caperuzos y guantes de distintos colores, caminaban al unísono en dirección a la plaza Mayor, al compás que marcaban sus respectivas bandas, que iban anunciando cada comitiva. La real cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno portando La Farola que, al oscurecer, ofrecería bellos reflejos cromáticos; la de la Entrada de Jesús en Jerusalén, con el Cristo del Amor y del Perdón, a cuyos pies desfilaban solemnes militares; o la de la Santa Vera Cruz con el Atado a la Columna de Piedralba que, esta vez sí, se libró de la lluvia, formaban parte del cortejo. Las Damas de La Piedad volvieron a sacar su imagen titular, transida de dolor, mientras la Santa Cena portaba El Prendimiento o Beso de Judas, pendiente de restauración. La Cruz con el Sudario, de la cofradía del Bendito Cristo de los Afligidos, anunciaba la Resurrección mientras Las Farolas de los Caballeros del Silencio reproducían, entre destellos, las estaciones del via crucis, y las cofrades de la Virgen de los Dolores, aun sin paso, se sumaban a la reunión masiva que tuvo lugar en una plaza Mayor abarrotada de cientos de fieles, a la que se unieron otras cofradías de la comarca. Después, serían miles las personas que contemplaron el desfile a medida que se encaminaba a la Catedral.

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