San Marcelo brilla de nuevo al alba con el Vía Crucis
El origen de los Vía Crucis de carácter contemporáneo hay que buscarlo a comienzos de la década de los años noventa cuando la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz crea el Vía Crucis procesional de la noche del Miércoles Santo. Previamente todos los hermanos realizan antes de su comienzo la Promesa de Silencio siendo la primera orden que lo contempla a nivel estatutario. «Si es así que Cristo os lo premie y si no que os lo demande». En un gran ambiente de religiosidad se desarrolla el cortejo con los toques de la Ronda de la orden. Se realizan cantos gregorianos en el convento de las Madres Benedictinas en un ambiente intimista y de fuerte fervor popular. El recorrido dura gran parte de la noche llegando a la iglesia de San Marcelo con el alba donde se realiza un curioso final con la banda y la campana. La interpretación de La Madrugá del maestro Abel Moreno pone punto final a este Vía Crucis. Ningún miembro de la Junta de Seises porta distintivo alguno para no restar protagonismo al concepto clave del Vía Crucis. La única imagen, la copia del Cristo de los Balderas, Gregorio Fernández .