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| Reportaje | Miércoles Santo |

Seis pasos acompañan a la Virgen de la Amargura

La Real Cofradía de Minerva y Veracruz recorre las calles más céntricas de la capital leonesa luciendo su imaginería

Publicado por
Javier Caballero Chica - león
León

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El cortejo pasional organizado por la Real Cofradía de Minerva y Vera Cruz surgió por las demandas crecientes de sus integrantes para poder procesionar todos los años, ya que la cofradía tras realizarse el Acta de la Concordia en 1830 se limitaba a organizar la procesión del Entierro sólo durante los años impares, un escaso bagaje para una orden tan numerosa e importante de la semana santa leonesa. El origen de la procesión de la Virgen de la Amargura se remonta a 1947, organizándose lo que se conoce como la Procesión Penitencial de Mujeres. En el desfile participaban la vieja Piedad, el Cristo del Desenclavo y la Virgen de la Paloma (actualmente Amargura), principal protagonista en la época del cortejo. La procesión protagonizada por mujeres se interrumpe en 1967 y se retoma en abril de 1990 con una brillante puesta en escena y la satisfacción de poder procesionar en un año par. La salida fue el Palacio Episcopal. Desde 1996, al igual que la procesión del Viernes Santo, el cortejo se abre con un Cristo tallado en palo de rosa del siglo XVII, acorde a la antiguas tradiciones de la Vera Cruz. En ese mismo año la orden recibe el título de Real Cofradía, única en León con este tratamiento hasta el presente año en que también ha recibido el preciado galardón la Hermandad de Jesús Divino Obrero. En la procesión de la Virgen de la Amargura procesionan siete pasos, el ya referido Virgen de la Amargura obra barroca del siglo XVII presuntamente realizada por José de Mora con túnica blanca y manto negro siendo una tipología netamente andaluza. El Lignum Crucis, siglo XVI - XVII, el Santo Cristo Flagelado de Manuel López Bécker, 1998; Nuestro Padre Jesús de la Humillación y la Paciencia, del autor anterior, donado por el propio artista en 1991; Nuestro Padre Jesús de la Salud, de Manuel L. Bécker, realizado en el año 2001, El Santo Cristo del Desenclavo, de autoría desconocida y la Virgen de Dolorosa, de Víctor de los Ríos de 1945.