| Reportaje | El Jueves Santo en Astorga |
Una Pasión plena de mutismos
La hermandad de Caballeros del Silencio portó anoche el Nazareno y el Ecce Homo de Valdeviejas en un inquietante recorrido
La hermandad de Caballeros del Silencio conformó anoche un emotivo desfile por las calles de Astorga, en las que se agolparon miles de fieles para contemplar uno de los cortejos más plásticos de la Semana Santa, que encabezaban cofrades portando velas. La procesión del Silencio, que partió de la parroquia de San Bartolomé después de que los hermanos emitieran el voto que les prohibía hablar durante todo el recorrido, incorporó por segundo año consecutivo la imagen del Ecce Homo de Valdeviejas, del siglo XIX, que sustituye a una anterior que fue expoliada por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. La talla, de 1,60 metros de altura, representa a Jesús atado a la columna en el momento de la flagelación, y ofrece una visión casi inocente de tan dramático momento, reflejada en los dulces rasgos del rostro de la imagen, que fue portada por 45 braceras. La hermandad estrenó la segunda fase de los tallados de los entrepaños del trono, que lucieron motivos florales y 16 escudos, 14 alusivos a las estaciones del via crucis y otros dos que reflejan el emblema de la cofradía y el año de su fundación, 1926. Además, el paso quedó completado por nuevos terminales de varas realizados por el artista astorgano Alfredo de Abajo. Los Caballeros del Silencio portaron también el Nazareno, que partió, escoltado por militares, a los acordes del Himno Nacional , y parecía caminar por las estrechas calles de la zona monumental de Astorga al mismo ritmo que le imprimía el andar cadencioso de sus 75 braceros. La imagen lució un crespón negro y un ramo de flores en recuerdo al cofrade Javier Ibáñez, fallecido hace unos meses. El Ecce Homo, de autor anónimo, y el Nazareno, realizado por José Francisco Terán en Astorga en 1783, lucían combinados adornos florales, en tonos rosados y lilas. La Agrupación Musical San Fernando Rey, de Burgos, acompañó con sus marchas este imponente desfile, en el que tampoco faltaron Las Farolas del Via Crucis, portadas en mano por los cofrades, y una representación de la Asociación de Amigos de la Capa de Astorga y comarca, que añadió vistosidad a la comitiva. El cortejo, que discurrió por calles peatonales como corresponde a los años pares, vivió uno de los momentos más emotivos en el regreso, cuando los hermanos encerraron el Nazareno en su cabildo al ritmo de La Madrugá . Los numerosos asistentes que se congregaron para contemplar la entrada de las imágenes recibieron con aplausos el giro de la talla, que entró de cara al público.