La Bañeza no quiso perderse el desenclavo, a pesar de la lluvia
Tras un Viernes Santo en el que las cofradías de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad celebran dos de las más importantes procesiones de la Semana Santa, la de La Soledad, que organiza la segunda hermandad el Sábado Santo, no puede dejar de acusar el cansancio de una semana de esfuerzo. La Bañeza lloró ayer la muerte del Señor, pero fue el viernes cuando quiso conmemorar las principales escenas de la Pasión. Así, la Procesión de Pasión contó con un público agradecido. Con salida a las ocho de la mañana, el desfile reúne a un numeroso público cuando regresa a la capilla cofrade, donde los braceros echan el resto, como despidiendo la Semana Santa, y hacen bailar a los pasos antes de su retirada. Muchos coincidieron en que este año la danza de las escenas estuvo mejor cuidad y más aplaudida. Incluso se alargó en el tiempo, superando su final el mediodía. Por la tarde, la Procesión del Santo Entierro, abandonó la capilla de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad par dirigirse a la explanada de San Julián, donde se procedió al desenclavo de Cristo de la cruz, para ser depositado en el sepulcro. Las mejores tallas La hermandad saca en este desfile lo mejor de su imaginería y el honor de escoltar al crucificado que se baja de la cruz corresponde a agentes del puesto de la Guardia Civil de La Bañeza. Pese a la lluvia, el desenclavo congregó a un numeroso público.