Jiménez se convirtió de nuevo en la Jerusalén del valle del Jamuz

La tradición teatral de Jiménez de Jamuz sirvió un año más para revivir, un año más, la Pasión del Señor. El telón se alzó sobre las ocho de la noche, en la plaza del pueblo, con las escenas de la última cena, la oración en el huerto, el juicio al Hijo de Dios y un recorrido por todo el pueblo, a la luz de las antorchas, hasta llegar a la zona de las bodegas, donde se realiza la crucifixión. Más de sesenta actores, entre personajes principales y figurantes, moviliza la Asociación Cultural Jiminiega, organizadora del acto, en un vía crucis viviente que contó con una gran afluencia de público -bastante para la organización, dado el clima, y más que el año pasado, según percibieron otro observadores-. Aunque el desarrollo de la representación fue el adecuado en todo momento, en algunas escenas del inicio de la Pasión, se produjeron algunos fallos de sonido. Los actores de la asociación se marcaron como objetivo de este año controlar el tiempo de la representación, motivo por el que acortaron el camino al Calvario, un recorrido por las calles del pueblo que, en años anteriores, se hacía largo. La medida fue un acierto, tanto por la puntualidad en un drama de unas dos horas de duración como por la lluvia y el mal tiempo que el populoso acto no consigue sacudirse en los últimos años. Al caer la tarde Las escenas más espectaculares se produjeron caída la noche, tanto por la iluminación de teas y lámparas de parafina -aunque el viento no ayudó a mantener la llama de las últimas- como por los focos y las enormes hogueras que iluminaron la cima del Gólgota particular jiminiego. Encarnó a Jesús de Nazaret José Pedro Martínez, que ya ha asumido este papel en otras ocasiones, mientras que Sandra González dio vida a la Virgen, Alejandro Gordón a Pilatos, Diego San Juan a Caifás y José Miguel Linares a Anás. A Abel Baladrón le tocó el papel de Judas Iscariote. El referente El Vía Crucis Viviente de Jiménez de Jamuz cumplió este Viernes Santo su trigésimo aniversario. Una iniciativa nacida del pueblo y que mantienen los jiminiegos. La representación ha ido mejorando con los años y ya se ha convertido en un referente en la Semana Santa de la comarca.