Diario de León

La Bañeza | El público apoyó una de las procesiones más emotivas, en la que participan todas las cofradías

La lluvia no restó emoción al encuentro de la Soledad y el Resucitado

La retirada del velo negro de la Virgen de La Soledad marcó el final de la Semana Santa

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Alberto Domingo - la bañeza
León

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La lluvia no impidió que la Procesión de Resurrección, en la que participan las tres cofradías bañezanas, recorriera las calles de la ciudad. El cielo se mostraba amenazador, pero cada hermandad partió de su sede sin que el agua hubiera echo acto de presencia. Hasta que se produjo el encuentro de la María con Jesús Resucitado , la comitiva estuvo formada por dos partes. En la primera, la Cofradía de la Santa Vera Cruz participaba con su pendón procesional, unida a la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que sacó a La Soledad sobre los hombros de 40 mujeres y a San Juan, que portaban 60 braceros, todos ellos varones. Los pasos avanzaban precedidos por un buen número de niños como hermanos de fila y las marchas que interpretaban los 55 miembros de la banda del Nazareno. Desde la capilla de Angustias partió la segunda parte del desfile, con el sepulcro vacío, empujado por 18 niños y dos adultos, y el paso del Resucitado, del XVII y autor desconocido, que portaban 30 braceros. En la comitiva participaban también 23 miembros de la Cofradía Penitencial de Águedas, además de representantes de las hermandades de San Antón, San Blas, San Isidro Labrador y Monte Urba, arropados con los sones de la Banda Municipal de Música y de la banda de cornetas y tambores cofrade, que ayer contabilizó 32 músicos. El encuentro entre La Soledad y El Resucitado se produjo en el jardín de la calle del Escultor Rivera, donde dos hermanos de las cofradías de las Angustias y de la Vera Cruz retiraron el velo negro, de luto, a la Soledad, y soltaron dos palomas desde lo alto del paso, a las que acompañaron otras 17 segundos más tarde. La retirada del velo es siempre un momento de especial emoción, expresada en forma de aplausos. Saludos y baile Los 30 braceros del resucitado ejecutaron entonces un saludo a la Virgen, levantando el paso por encima de sus cabezas, para iniciar un baile de éste que finalizó con una nueva reverencia. El cortejo, ya unido, se encaminó a la Parroquia de Santa María, donde se celebró la misa de gloria, para, concluido el oficio, encerrar las imágenes hasta el año que viene.

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