El Santo Cristo del Desenclavo redime, entre tinieblas, la traición de Judas
Treinta monedas tuvieron la culpa y con treinta monedas la Cofradía del Santo Cristo del Desenclavo paga la traición de Judas. Éste es uno de los instantes cumbre de la Procesión de las Tinieblas y del Santo Cristo de las Injurias. En el acto del Desagravio, la madre abadea del convento de las madres Franciscanas Clarisas Descalzas dela Santa Cruz recibe las treinta monedas con el que se da por zanjada la traición del Iscariote. Antes, dento de la iglesia de Santa Marina, la cofradía recupera el oficio de las tinieblas, en el que se entonan diversos versículos y el Salmo Miserere para después, en la más absoluta oscuridad, «romper el cielo» con el estrépito de carracas y matracas. Todo acaba cuando se libera a los asistentes del voto de silencio.