La Luz como camino y Esperanza de Vida
Cortejo organizado por la Cofradía del Santo Sepulcro Esperanza de la Vida cuya erección canónica data del 5 de noviembre de 1992, siendo obispo de León Antonio Villaplana. Su sede canónica se encuentra en la parroquia de San Froilán, aunque inicialmente se pretendía ubicarla en la iglesia de Santa Ana debido a sus fuertes vínculos con el Santo Sepulcro. La orden siempre se ha reflejado en los Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro incluso en la terminología para designar a los integrantes de la Junta de Gobierno de la congregación. El máximo responsable de la cofradía es denominado como Maestre, siendo lo habitual Abad, y los responsables de los pasos Freires, Seises en el resto. La procesión Camino de la Luz ofrece un fuerte componente simbólico a través del acto de la entrega del fuego en dos lugares emblemáticos de la ciudad como son la iglesia de San Martín y el convento de las Madres Concepcionistas, en pleno casco antiguo. Según la propia ideología de la cofradía el fuego es purificador: «Rasga la noche oscura de la humanidad y rompe la losa de la muerte». Del mismo modo existen otros dos elementos alegóricos dentro del desfile como son el Cirio, símbolo de Jesús como luz del mundo, y el agua, representación de Cristo como manantial de vida eterna. En cuanto al patrimonio de la cofradía está configurado por dos delicados conjuntos procesionales procedentes del taller del artista conquense Vicente Marín Morte. El primero de ellos representa a un Yacente bajo al advocación de Santísimo Cristo Esperanza de la Vida de casi de dos metros de altura, esculpido en madera de tilo blanco. Plasma el momento en que Jesús despierta otra vez a la vida desde las yemas de los dedos hasta las piernas. El segundo conjunto responde al nombre del Hombre Nuevo, con la figura de Cristo como personaje principal de pie caminando sobre los símbolos de los profetas del Antiguo Testamento como son las tablas de la ley y la lira, siendo el iniciador de la Nueva Alianza de Dios con los hombres. Jesús porta en la mano izquierda una cruz como distintivo de su pasión. Dentro del mismo paso aparecen tres ángeles como prosopopeyas de la humanidad que nacen y se desarrollan en un tronco común.