| Reportaje | Pasión en La Bañeza |
Un relato en veinticinco tallas
El Nazareno y Angustias celebran las procesiones mejor cuidadas de la Semana Santa bañezana
Viernes Santo. Desde la mañana a la noche se representa en La Bañeza la pasión y muerte de Cristo. Ya de madrugada, la Cofradía de nuestro Padre Jesús Nazareno despierta -con campana, corneta y tambor- a los esforzados hermanos que llevarán los quince pasos de la Procesión de Pasión. Las tallas nazarenas representan las principales escenas del relato evangélico. El paso insignia, un Cristo con la cruz a cuestas, sale por segundo año a hombros, sobre 52 braceros, y este año realiza el recorrido completo. A la banda de la hermandad se suman las del Divino Obrero leonés y los diecisiete músicos de la de El Salvador, de Castrocontrigo. Como momentos cumbre del desfile, el encuentro del Nazareno con la Amargura, en la plaza del Obispo Alcolea, y con la Soledad y San Juan en la plaza Mayor. Tras recogerse, el reparto de las sopas, una 800 raciones y el rezo del Calvario, por la buena muerte de los hermanos. El Santo Entierro También ora la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad: es el Santo Rezo, con los pasos del Potajero y de Jesús Crucificado, que anuncian el Santo Entierro de la tarde, con escolta de voluntarios del puesto de la Guardia Civil, con uniforme de gala. Diez pasos forman una larga comitiva, que, en la calle de San Julián, reune a un numeroso público en la ceremonia del desenclavo. Al relato de la pasión de las tallas se añade en este cortejo el gesto de José de Arimatea y las santas mujeres.