El público llenó las calles de Jiménez de Jamuz para contemplar el viacrucis La Soledad sube a El Polvorín

Jiménez de Jamuz se convirtió en la Jerusalén que vio sufrir y morir a Cristo. Las calles del pueblo se convirtieron en la casa del sumo pontífice, en el atrio y en el monto calvario. Anás, Caifás, Judas Iscariote, Pedro, María... se hicieron carne en comediantes ocasionales, de un pueblo con tradición teatral, que llenó el aforo de sus calles con el espectáculo de la muerte del inocente. Con la recién creada Asociación de Amigos del Viacrucis se han variado algunos pasajes intentando reunirlos y se ha aumentado el número de actores. El suave tiempo acompañó a un acto cuyo momento cumbre es la crucifixión, en la zona del puente, pasadas las bodegas. Tras alzarse las cruces, una vez que Jesús entregó el alma, una traca de petardos hizo temblar la tierra y rasgó el velo del templo. Las calles del barrio de El Polvorín recibieron ayer a la imagen de La Soledad. Durante el recorrido, se recordó la sepultura de Jesús y las horas previas a la Resurrección, En la imagen, la talla, sobre una carroza, y dos jóvenes hermanas de la cofradía. |d.?m.