GRAJAL DE CAMPOS
Todo el pueblo guardó silencio
La ausencia del Cristo Yacente, que las Hermanas Carmelitas se llevaron a Toledo, convirtió la procesión de Viernes Santo en una jornada de silencio como repulsa por lo ocurrido. Si acaso, se realizó un simulacro de rpocesión con una réplica de la urna en cartón, y la ironía se apoderó de los presentes a la hora de protestar con las pancartas, exhibiendo lemas en contra de la actuación de las monjas. Unas sopas de ajo cerraron el acto. | acacio díaz