La Bañeza pasó del júbilo de las palmas al fervor de La Esperanza

Los cabildos y autoridades de las cofradías se reunieron ayer en la plaza de El Salvador para proceder a la bendición de las palmas y ramos, previa al desfile procesional en el que el paso de La Borriquilla atrajo todas las miradas. Una vez que un hermano colocó la palma en la mano del Cristo triunfante comenzó el recorrido, en el que participaron decenas de niños. Braceros y braceras pujaron, a cara descubierta, el paso, de la Escuela de Olot, realizado en la década de los cincuenta del siglo XX. Acompañaban a la popular imagen las autoridades locales y las presidencias de las tres cofradías de la ciudad, no en vano el cortejo está pensado para la libre participación. Numerosos ciudadanos esperaban la comitiva a lo largo del recorrido, con sus palmas y ramos en las manos, para contemplar el paso, hasta que la procesión llegó a la iglesia de Santa María, en la que tuvo lugar la tradicional misa del Domingo de Ramos. Por la tarde, la Virgen de la Esperanza terminó con el mito que la considera una imagen que atrae la lluvia, y pudo desfilar por la ciudad sin incidentes. Vestida de marfil y verde, como los cofrades de la Vera Cruz, la talla sembró el recogimiento a su paso. La banda de cornetas y tambores de la hermandad de Jesús de Nazaret de Valencia de Don Juan, y representantes de la cofradía penitencial de las Águedas, completaron la comitiva. Esta noche, a las 21.00 horas, la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno sacará a la calle su Vía Crucis Procesional, en el que participarán las imágenes de Jesús Crucificado, La Piedad (la réplica) y La Soledad, con el único acompañamiento de un tambor. El cortejo recorrerá las calles Juan de Mansilla, plaza Mayor, Manuel Diz, Lepanto, plaza Antonio Colinas, calle Astorga, y plaza Mayor para regresar a la capilla. Todos los asistentes caminarán rezando las estaciones del vía crucis.