Lunes Santo: negro, blanco y rojo
La mañana se hace eterna. No queda más remedio que acercarse a Santa Nonia. Allí, sobre las doce, ya preside el Nazareno (¿Pedro de la Cuadra? ¿1612?) todo lo que ocurre a su lado. En el centro de la Capilla, en su trono y sin Cirineo, con las luminarias ya encendidas, parece querer echarse a la calle. Muchos papones sin túnica, llevan la prensa entre sus manos. Solo para ver las fotos de sus procesiones y lo que allí se cuenta de las mismas. Luego, lo recortarán y guardarán en una caja y quizás, algún día, con el paso de los años, abrirán el rincón de los recuerdos. Con la noche ya encima, sobre las ocho y media y después de que el predicador arengue a los hermanos centenarios, saldrán de Santa Nonia, tres emblemáticos pasos: Nuestra Señora de las Angustias (Escuela de Juni-S. XVI), Nuestro Padre Jesús Nazareno (S. XVII) y La Piedad de la Real de Minerva y Vera Cruz (Carmona-S. XVIII). Hay dos pujas alegres: las de las Vírgenes, y otra, más solemne: la de Nuestro Padre Jesús Nazareno rodeado de velas chispeantes. Que nadie pierda la subida de Éste a la plaza de las tiendas?si puede seguirle, claro?. Poco a poco, al unísono con su banda, la Agrupación Musical del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. Muy cerca de allí, el campanil del Mercado tocará a muerto mientras los hermanos de la Redención, de luto y rojo, disponen catorce cruces alrededor del ágora. Un Vía Crucis medieval parece hacerse eco de los tambores que resuenan en la lejanía. La cita es a las 21.00 horas. En la última estación, el Cristo de la Redención (Anchieta, s. XVII) es portado por quienes ya han sido abades de esta penitencial, un guiño a sus esfuerzos. Sin abandonar las viejas calles del Húmedo, a las 21. 45 horas sale de las Concepciones un peculiar cortejo en el que el Santísimo Cristo Esperanza de la Vida (Vicente Marín Morte, 1996) en parihuela, es acompañado por la Agrupación Musical de la Cofradía y por el Grupo San Pedro de Castro quien, velas en mano y voces nasales irán cantando los textos que dan nombre a la Procesión. Juan de Arfe, Castañotes o Carbajalas, Escurial o Herreros nos llevarán al pasado sin darnos cuenta. Hagan la prueba. Mientras el viejo León derrama Semana Santa, la Hermandad de Santa Marta y la Sagrada Cena ofrece la posibilidad de rezar los misterios dolorosos del Rosario en una original procesión en la que el espectador podrá saborear las tallas de algunas de las iglesias de la provincia. Quizás este año, merezca especial atención el Cristo Atado a la Columna de Villaverde de Sandoval (Escuela de Gregorio Fernández, principios del XVII) aunque el resto de tallas (hasta seis, todas del siglo XVII) dan al cortejo un sabor antiguo, amable y especial. La Agrupación Musical de Santa Marta y de la Sagrada Cena llena de emoción el recorrido. Los rezos, cada uno con un sacerdote, se realizan en San Marcelo, San Isidoro, Santa Marina, la Catedral, Capilla del Cristo de la Victoria y nuevamente en San Marcelo.