El largo viaje de Genarín| Pacho Rodríguez Bienvenido, míster Blanco
La productora leonesa Asunción Blanco, alma mater de esta versión cinematográfica de Genarín, espera el apoyo de la Junta para completar el recibido por Ayuntamiento y Diputación, Caja España y Gordoncillo A Genarín, sobran las presentaciones, la globalización le ha llevado a Tokio, La Moncloa, Gordoncillo, algún despacho de la Junta y ha podido reconocerse hasta en la lista de acreedores del Ayuntamiento de León. Todo en espíritu, que es como mejor viaja desde hace más de setenta años, bien en la memoria, la imaginación o la fabulación literaria de sus cofrades, los históricos y los que se han sumado hasta convertirlo, quién lo diría, en pagano fenómeno de masas. Con Asunción Blanco, leonesa de Jabares de los Oteros, productora artística curtida en mil batallas, le llegó a Genaro Blanco el médium dispuesto a pasar al cine su legendaria vida. Por cierto, no son familia. Y como hablamos de cine y de Genarín, tampoco vendría mal un milagro para rematar un lío titulado Bendito Canalla, La Verdadera Historia de Genarín , basado en el libro El Entierro de Genarín , de Julio Llamazares. A día de hoy, la película, con mucho de cámara al hombro y ritmo frenético, es una colmena de vida leonesa, en cuanto a contenido, y se encuentra en fase de montaje con el objetivo de que sea seleccionada en festivales de preestreno para que su gran presentación tenga lugar en León, en un acontecimiento por todo lo alto, según señalan la propia Asunción Blanco y Nacho Chueca, de Lipssync Producciones, y autor y director del filme. En un destacado lugar de los créditos aparece el título y nombre del libro de Julio Llamazares, y Asunción Blanco, sumida ahora en la problemática de las subvenciones, financiación y desatenciones varias, recuerda que «Julio fue el primero que dio el visto bueno y nos cedió gratuitamente los derechos para poder hacer la película», remarca agradecida. Algún otro maestro también le enseñó a Blanco que como hacer una película es escalar un ocho mil lo importante era tener el material grabado y que el estreno llegaría. «Hemos realizado todo ese trabajo intensamente, sobre cosas verídicas y ficcionadas. Por eso hay parte de documental y parte de ficción. Y creo que el resultado es una historia diferente sobre Genarín, que conserva sus señas pero que lo cuenta de una forma distinta, ágil, divertida y con mucha calidad», relata Blanco. En este sentido, Nacho Chueca añade que «no se trataba de sorprender, sino de buscar nuestra participación en la evolución natural en una historia de setenta años, desde los años 20 a los 50, y hasta nuestros días, con cierta lógica y coherencia». Del rodaje en León y en Gordoncillo, los responsables de esta historia guardan el recuerdo del apoyo recibido por parte de instituciones, «que nos dejaron trabajar sin problema», anticipa Blanco, y de la gente en general que, tanto como público como actores potenciales seleccionados en un casting que apenas necesitó de convocatoria, se volcó en este proyecto sobre la vida del pellejero, aquella que los Francisco Pérez Herrero y demás escribieron y contaron como imprescindible página de la historia leonesa del siglo XX. Por todas estas cosas, Asunción Blanco se cuidó de que fuera una artefacto leonés cien por cien _la música es de Fredy Valbuena, por ejemplo_ y por la cinta desfilan personajes de la vida local de este ya siglo XXI. Los Manuel Quijano, padre e hijo, Pedro Trapiello, José Quindós, Juan Carlos Pajares, los actuales cofrades, como Maxi Barthe; Fermín Carnero, entre otros muchos, son parte del mosaico surrealista que debe llevar la marca Genarín. Y, de repente, entre todos, se cuela Shin Yamazawa, la visión japonesa del fenómeno, que aporta una trama añadida para los que vean la película. Unidos así Tokio y el Benito, la carretera de los Cubos y el aeropuerto de Tokyo Narita, sólo queda por rematar los interminables flecos de la financiación. Y ahí está Asunción Blanco, que con el espíritu de Genarín a cuestas se ha paseado hasta por La Moncloa y se encuentra a la espera del apoyo de la Junta para completar el recibido por Caja España, los ayuntamientos de León y Gordoncillo y de la Diputación, a través del Instituto Leonés de Cultura. Para que un día de estos pueda decir: Bienvenido, Mister Blanco.