Diario de León

| Reportaje | La fiesta del Santo Potajero |

Un guiso con «mucho cariño y madera»

A la tradición de saborear el menú bañezano de la época se une el de prepararlo; algunos hermanos cuentan más de veinte años tras las ollas de la Cofradía de las Angustias

El equipo de cocineros de la Cofradía de las Angustias y Soledad, durante la bendición del potaje

El equipo de cocineros de la Cofradía de las Angustias y Soledad, durante la bendición del potaje

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A. Domingo - la bañeza
León

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«Es un secretillo de la casa, pero no se puede decir nada», bromea Maruja González, en el patio de Angustias, sobre la receta del guiso del Santo Potajero, que tanto éxito logra todos los años en La Bañeza. El reparto de los garbanzos con arroz y bacalao se prolonga durante más de dos horas, en un continuo paso de gentes con sus tarteras y cazuelas por los angostos pasillos de la sede cofrade. Quizá el sabor especial lo aporta la tradición de una costumbre caritativa, solidaria, por la que la hermandad daba de comer a pobres y presos en los tiempos de pascua. Hoy, en Miércoles Santo, es costumbre degustar el potaje y también pertenecer al equipo de cocina de la hermandad, pese a los días de trabajo que conlleva el guiso -el viernes pasado llevaron el bacalao- y al madrugón de ayer. Corsi, de 56 años, es hermano de Angustias «desde el año 1955». Es uno de los habituales en el patio de la hermandad, donde se ha ennegrecido una de las paredes tras años y años de guiso. Señala que en el grupo de cocina los hay que piden permiso en el trabajo. «En mi caso, palmo el día. Soy autónomo y me lo quito de ganar», señala. Melé asegura que suma «25 años repartiendo el bacalao, con mi compañero Santi. ¡Y los que aún seguiremos si Dios quiere!». Choni cifra «de 15 a 20 años» los que lleva como cocinera potajera y estima que en el éxito del guiso podría estar en su lenta cocción, «con leña». Por su parte, Maruja, hermana del juez, completa la receta y a la madera que calienta las marmitas añade otro ingrediente: «Con mucho cariño». «El condimento», es, en opinión de Maxi, lo que marca la diferencia. «Todo se sazona en crudo», asegura. Luego, con una buena dosis de sarcasmo, añade: «El guiso se hace con leña de madera». Asegura que ésta fue la explicación que cierta ex concejala bañezana dio a un periodista. En el equipo del Potajero se ve este año una cara nueva. Maximiliano Pérez se estrenó «a las tres de la madrugada. ¡Menuda paliza nos hemos dado!» Sólo cabe esperar un año para saber si mereció la pena.

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