| Crónica | Jueves Santo |
Una última cena multitudinaria
La procesión de la Sagrada Cena recorrió las principales calles de la capital y no pudo adentrarse en el León antiguo por las dimensiones de su paso emblemático
Frente a la Catedral, más de mil integrantes de la Hermandad de Santa Marta y la Sagrada Cena esperaban, impacientes, a que llegaran las ocho de la tarde. A esa hora la procesión de la Santa Cena comenzaba a caminar por las calles leonesas junto a la Hermandad de Jesús Divino Obrero. Desde un primer momento, centenares de personas aguantaban parapetados en las principales calles de la capital para disfrutar con el paso del cortejo, cuyos orígenes se remontan a un Jueves Santo de 1950. La comitiva estaba formada por los pasos de la Unción en Betania, realizado por José Ajenjo en 1983, la Casa de Betania, realizado por Víctor de los Ríos en 1969, El Lavatorio, esculpido también por el leonés José Ajenjo, y, por último, el emblema de la Hermandad, el paso de la Sagrada Cena, obra de Víctor de los Ríos en 1950, que por sus dimensiones se mueve gracias a un motor a propulsión e impide que esta procesión se adentre, como lo hacen casi todas, en las arterias del León antiguo. No faltó la Banda de Cornetas y Tambores creada por la hermandad en el año 1992, integrada en exclusiva por mujeres y la Agrupación Musical Santa Marta y Sagrada Cena. Además, las manolas y varias niñas en el papel de samaritanas pusieron un acento con carácter especial al cortejo.