Diario de León

«Pujar La Condena da oxígeno y te reconforta como humano»

Catorce internos disfrutan de un permiso extraordinario para formar parte de los 96 braceros que cargarán con el paso de 1.100 kilos

Siete de los catorce internos que el martes arroparán al preso indultado en la procesión del Perdón

Siete de los catorce internos que el martes arroparán al preso indultado en la procesión del Perdón

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A. Gaitero
León

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Por octavo año consecutivo, el paso de La Condena de Cristo, un conjunto escultórico de 1.100 kilos de peso, saldrá en procesión el martes a hombros de 96 braceros. Entre ellos, catorce internos del Centro de Inserción Social Jesús Haddad y de la prisión de Mansilla de las Mulas. Tres de ellos, repiten.

«Es un aliciente y una oportunidad para salir y tomar oxígeno después de tantos días de estar entre cuatro paredes; y reconfortarte como ser humano», señala Miguel Ángel Díaz. El año pasado vio la procesión por televisión; ahora le toca vivirlo en primera persona como un cofrade más de la hermandad ferroviaria.

«Creo que va a ser el último permiso que disfrute, el número catocerce desde que estoy en prisión», dice Aaron Merchán, uno de los «veteranos». El año pasado le propusieron participar en la procesión y en esta ocasión «fui yo quien lo pedí expresamente y gracias a Dios y a Cáritas y sus voluntarios me lo han concedido», explica.

El aliciente de disfrutar de un permiso especial, las creencias religiosas -”«la mayoría somos católicos», dice Daniel-” y la oportunidad de conocer de cerca una de las tradiciones de la Semana Santa leonesa animan a estos braceros.

«Sobre todo me mueve el interés por colaborar con Cáritas, porque no cualquiera pone la cara por nosotros», añade este joven preso que hace dos años estuvo a un paso del indulto -”iba en la terna propuesta por la cofradía del Perdón-” pero tuvo que conformarse con pasar al CIS meses después. Ha cumplido cuatro años en Mansilla y nueve meses en el centro de régimen abierto, a donde fue trasladado con el primer grupo que participó en uno de los cursos que ofrece el centro a los internos que no tienen acceso a un puesto de trabajo. ¿Acabar? «Nadie sabe cuándo va a acabar su condena...», admite.

Y es que, sin Cáritas saben que no podrían disfrutar de permisos en la ciudad porque carecen de familiares. La oenegé católica gestionó el año pasado un total de 248 permisos que disfrutaron 115 internos del centro penitenciario en su casas de acogida.

De los catorce braceros que pujarán La Condena de Cristo el martes tan sólo dos no han pasado por la casa de Cáritas porque tienen familia en León. «Fueron ellos quienes solicitaron participar en la procesión», señala la responsable del programa de Cáritas, Eva Gómez Viñuela.

La cofradía inició este programa en el 2002 con el propósito ampliar «nuestro compromiso social y hemos continuado porque salió bien, pero sobre todo porque gracias puso a disposición su programa y el Círculo Empresarial de León financió las catorce túnicas», señala Roberto Fernández, el promotor.

Para el actual abad, José María Fernández Castañón, la iniciativa contribuye a que «la condena sea más llevadera, a que conozcan una realidad diferente a la de sus países y a reedificarse como personas porque la cárcel decae mucho al ser humano».

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