Diario de León

Vuelve la Ronda Turístico Pasional

Las letanías de la procesión de Santa Marta se rezan junto a los principales monumentos religiosos, tal como manda la tradición

La imagen de La Flagelación se refuerza con la luna llena incipiente, que se prepara para completar

La imagen de La Flagelación se refuerza con la luna llena incipiente, que se prepara para completar

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Además de contar con una de las mejores bandas de la ciudad, la Hermandad de Santa Marta y la Sagrada Cena incluye entres sus logros la Procesión del Rosario de Pasión, que consiste básicamente en rezar cinco misterios dolorosos y Las Letanías cobijándose al regazo de San Marcelo, San Isidoro, Santa Marina, la Catedral, el Cristo de la Victoria y demás. Es una especie de recorrido turístico y religioso que, además de ofrecer estampas de bella factura, bien pudiera servir como reclamo al visitante foráneo para conocer las excelencias de la arquitectura religiosa de la capital.

La penúltima entrega del Lunes Santo cubrió el recorrido que toca de soslayo el Corral de San Guisán, donde reza una parte de la historia que el 7 de junio de 1810 se libró una de las primeras batallas por la independencia del país (por aquellos tiempos el español ya daba bastante trabajo como para tratar de liberar del yugo castellano al leonés) y terminó el cortejo en la Plaza de San Marcelo, la misma de donde había salido al filo de las nueve de la noche.

Toda vez que el asunto urbanístico pudiera no parecer suficiente reclamo a la concurrencia, Santa Marta abre el abanico de sus tallas al resto de la provincia y decide procesionar no sólo con sus pasos habituales sino que reclama también colaboración y ofrece lucimiento a parroquias y ermitas como las de Almanza, Grajal de Campos, Mansilla de las Mulas, Grajalejo, Boñar, Valderas, Benavides de Órbigo, Villademor de la Vega, Benllera, San Millán de los Caballeros, Celadilla del Páramo y Santa Lucía de Gordón. Por si al turismo no le hace gracia el tema arquitectónico, siempre está el asunto geográfico, que tampoco se da nada mal.

Y en espera de que el Jueves Santo conceda el turno a la procesión de la Sagrada Cena (ayer por la mañana ya andaban sus tronos en danza preparándose para la gran cita) y de que toque la hora de hermanarse con Jesús Divino Obrero durante el fin de semana antes de que la semana toque a su fin, al filo de la medianoche se hizo hora de recogerse. Después de librar la lluvia temida buena parte de la jornada, resultó que fue el frío el que terminó apoderándose del ambiente.

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