Las tres cofradías se funden en una para el Encuentro

la bañeza

Las manolas habían colocado sobre las solapas de sus trajes negros flores de color, y se habían enfundado en blancas mantillas. Acompañaban, triunfantes aunque aún serias, al paso de la Urna, ya vacío, como testimonio de la Resurrección. Al paso de la comitiva ante la capilla de las Angustias, se unió a ella el Resucitado, en una solemne maniobra conducida por los cofrades. Al otro extremo de la calle ya asomaban los hermanos de Jesús Nazareno y de la Vera Cruz, los primeros con la Soledad y el San Juan y los segundos con el pendón. Las tres cofradías se fundieron en una única comitiva para cumplir con el rito de cambiar el velo a la Virgen y soltar palomas al vuelo, coincidiendo con el encuentro entre Madre e Hijo. La procesión continuó hasta la plaza Mayor para la misa de Gloria, a cuyo término las hermandades rindieron honores a las imágenes antes de volver a sus capillas.