Cultura para construir el futuro

Ser el decano de la prensa leonesa con 115 años de historia a su espalda es un mérito que pocos periódicos han alcanzado. Sobrevivir en un mundo en el que la información ha pasado de ser crucial a una simple paradoja en la que ha entrado con fuerza una corriente desinformativa que ha venido para destrozar el papel clave de los periodistas como relatores imparciales de un devenir diario en el que los hechos se narran en clave de verdad, sin artificios ni engaños. Permanecer y ser considerado por la opinión pública como un referente comunicativo al que acudir en busca de noticias fidedignas tiene que suponer un orgullo para todos aquellos que lo hacen posible.

No recuerdo ningún día de mi vida en la que el DIARIO DE LEÓN no haya estado presente. Incluso cuando la vida me llevó fuera de esta provincia seguía manteniendo el contacto con lo que en ella pasaba gracias a su noticias. Ir al quiosco a comprar la prensa diaria, aprovechar el momento del café para sentarse a repasar la información diaria, y este periódico, ha sido una constante en mi memoria.

Y sumado a la información, la divulgación, los magníficos coleccionables de los fines de semana gracias a los cuales pudimos conocer mejor la historia, el patrimonio, la naturaleza… de nuestra provincia. Mi primera Historia de El Bierzo me llegó a través de fascículos que todavía guardo. El DIARIO DE LEÓN y el Instituto de Estudios Bercianos, con el inestimable trabajo de Fernando Miguel Hernández, José Antonio Balboa de Paz, José Ignacio González Ramos, Miguel José García González y Miguel Ángel Varela, abrieron ante mi un mundo totalmente desconocido, el de la historia de mi comarca, esa que desgraciadamente todavía es tan desconocida para muchos de nuestros jóvenes y que gracias a publicaciones como esta y tantas otras que nos ha acercado el periódico han llegado a tantos hogares de la provincia. Por ello, felicitar al DIARIO DE LEÓN en su 115 aniversario es felicitar también a todos los leoneses que están unidos a su pasado, presente y futuro. Un futuro que para la cultura se presenta con sus luces y sus sombras.

Vivimos un momento de cambio rápido e imparable. El tiempo se nos hace corto con la velocidad a la que se producen los acontecimientos y a veces nos hace perder la perspectiva de lo fundamental que resulta el conocer y comprender nuestro pasado para construir nuestro futuro. En este periodo de pandemia, que la cultura ha sufrido de primera mano, se ha iniciado un proceso de reconstrucción para articular nuevas formas con las que poder abrirse paso y hacerse oír. Se nos ha privado del principal aliento del artista, su público, pero en contrapartida la inspiración necesaria para crear, lejos de desaparecer, se ha incrementado con nuevas fórmulas innovadoras que buscan suplir carencias. Las nuevas fuentes audiovisuales, los espacios digitales y la posibilidad de conexiones por medio de videoconferencias han logrado acercar a ese espectador inquieto a los principales eventos culturales en un momento en el que no era posible llegar de otra forma.

Pero la cultura es presencialidad, es un espacio abierto y de encuentro, algo vivo que se enriquece con el intercambio de ideas que se produce en la confluencia de dos mentes inquietas. Los teatros, las salas de conciertos, los auditorios, los espacios expositivos, los museos, las salas de congresos… deben de recuperar su papel de referencia, los necesitaremos en un mañana que se ve incierto en nuestra provincia que ha perdido parte de su tejido industrial, agravado por el éxodo de la población y en especial de nuestros jóvenes en la búsqueda de mejores oportunidades.

En esa población joven está nuestro futuro, pero en muchos casos desconoce la tierra que pisa y el lugar al que pertenece. Es necesario educar a los jóvenes en nuestro patrimonio, en nuestra historia, recuperar las costumbres y tradiciones, enseñarles a amar la extraordinaria naturaleza que nos rodea, la belleza de la montaña, la riqueza de nuestros ríos, los lugares mágicos que están a la espera de ser descubiertos. Los jóvenes como embajadores de la tierra y como futuro económico de nuevas oportunidades de emprendimiento.

El turismo sostenible, el aprovechamiento racional de los recursos naturales y del entorno, el fomento turístico de un patrimonio y de una historia que se ha de preservar y conservar, rehabilitar e investigar. Todo ello son oportunidades de desarrollo económico que se unen a las excelencias agroalimentarias, la calidad de nuestros viñedos y el proverbial emprendimiento de los habitantes de la provincia en todos los sectores económicos.

El patrimonio inmaterial de nuestra provincia es incalculable, la historia está presente desde el inicio de los tiempos, huellas del pasado que han de servir como motor económico y turístico, como dinamizador cultural. Pero para lograr este objetivo, la idea es el comienzo, pero no lo alcanzaremos sin la inversión económica, que debe venir, y la unidad de acción de todos los agentes económicos y sociales.

El DIARIO DE LEÓN celebrará nuevos aniversarios y en ellos quedará reflejado el resultado del trabajo que hagamos en este momento para construir el futuro de nuestra tierra. Ojalá que sepamos estar a la altura que exigirán los retos que se nos presentan y alcanzar ese futuro de estabilidad.