En las residencias de Castilla y León ahora se vive ‘como en casa’
La Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades implanta unidades de convivencia para convertir los centros en hogares, con la persona como centro de los cuidados
La Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades está impulsado una transformación radical del sistema de cuidados de Castilla y León, con las personas usuarias de los Servicios Sociales en el eje de la toma de decisiones.
Las preferencias y deseos de las personas es lo primero que se tiene en cuenta. Es el nuevo modelo de atención centrada en la persona que abarca todos los flancos: desde la atención en el propio domicilio hasta la asistencia en las residencias.
Las prácticas profesionales, la organización y la metodología de los centros residenciales están orientadas de acuerdo con los deseos y preferencias de las personas.
Este nuevo enfoque desborda el mero trabajo técnico y asistencial y alcanza al físico, puesto que las instalaciones también se están adaptando y transformando en espacios que emulan a un hogar, para que los residentes se sientan, literalmente, en casa.
El objetivo principal es abordar todas y cada una de las necesidades de una persona. No sólo las puramente asistenciales, sino también las emocionales, que pasan porque los residentes continúen plenamente integrados en la comunidad.
La dignidad y los derechos de la persona se sitúan en el centro del nuevo modelo de atención residencial, con el que se promueve intensamente su autonomía y se pretende que, en la medida de sus posibilidades, continúe desarrollando las actividades cotidianas que realizaba cuando residía en su anterior domicilio. Se combina, por tanto, una atención personalizada con la garantía de que la persona puede seguir con su proyecto de vida de manera normalizada.
Para implantar esta filosofía, esa transformación física de las residencias está siendo de gran ayuda. Aunque se trata de una apuesta previa, la Ley de Atención Residencial, aprobada este año, ha dado impulso definitivo y ofrece el amparo legal necesario a la instalación de las denominadas unidades de convivencia, una nueva forma de distribución del espacio que convierte los centros en auténticos hogares.
Una unidad de convivencia es un espacio acotado para 16 residentes que reproduce, lisa y llanamente, una vivienda. Cuenta con habitaciones dobles e individuales, baños adaptados y espacios compartidos: cocina y sala de estar, donde los usuarios conviven y pueden realizar sus actividades diarias.
Unidades de convivencia
Atrás queda el viejo modelo de gestión y organización asimilados a un centro hospitalario —sobre todo cuando los residentes precisan de una atención médica permanente— u hotelero, en el que primaba una rigidez lejana a la voluntad y autonomía de los usuarios.
Junto a la nueva distribución en unidades de convivencia, las residencias de nueva construcción, como la ‘San Juan de Sahagún’ de Salamanca, ahora se convierten en centros multiservicio abiertos a la sociedad y al entorno que les rodea. Cuentan con centro de día y las prestaciones se puede extender a las personas mayores que lo necesiten, sean o no residentes, como actividades o servicios de lavandería y comedor.
Un nuevo enfoque
Una de las máximas de este nuevo enfoque es el absoluto respeto a la identidad de la persona usuaria, a su trayectoria vital pasada, presente y futura. Se trata de que cuando ingresa en un centro residencial pueda desarrollarse de acuerdo con sus costumbres y estilo de vida, pero también por sus decisiones, gustos y preferencias. La participación en las decisiones sobre su vida es especialmente trascendental a la hora de abordar y planificar la forma de abordar los cuidados.
Como el centro residencial es su hogar, sea provisional o definitivo, tiene que parecerlo tanto en cuanto a confortabilidad, como respecto a decoración y atmósfera. De hecho, una pieza importante en este nuevo enfoque es la relevancia que recobra la familia en una residencia, la cual debe colocarse en el eje vital del usuario.
Un hogar de 16 personas
Es decir, al igual que cuando esa persona residía en su domicilio privado, su entorno más cercano puede acudir a visitar a su familiar sin horarios encorsetados para poder ayudarlo y acompañarlo cuando desee.
En cuanto a la atención profesional, el enfoque general se transforma en un modelo personalizado. Además de que se analizan e identifican los apoyos que esa persona concreta precise, el proceso se lleva a cabo contando con su opinión.
Eliminación de sujeciones
En este contexto de implementación de un modelo de atención centrado en la persona, la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades está promoviendo la disminución progresiva de la atención con sujeciones, bien sean físicas o químicas, y las está reduciendo a la mínima expresión imprescindible.
«No sólo porque se trate de un método que roza, en algunos casos, la ilegalidad, sino porque se ha venido demostrando que aceleran el proceso de dependencia o enfermedad de la persona usuaria», subraya la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades.
El objetivo es su eliminación definitiva o su uso en situaciones en las que, analizadas todas las alternativas, no quede otra opción y estén totalmente justificadas médicamente. Así lo establece la nueva Ley y por esa senda transita el proyecto formativo que la Junta ha venido impartiendo a los profesionales del sector desde 2022 y que aún continúa.
Ya son 406 los centros públicos y privados que se han adherido a esta formación, puesto que hacer frente a una atención sin sujeciones requiere un esfuerzo específico e integral que sólo puede llevarse a cabo desde la capacitación.
Formación continua
Aprobar una norma que regule y proteja este nuevo enfoque de atención centrada en la persona es esencial. Sin embargo, quienes realmente van a ponerlo en práctica son los profesionales del sistema de Servicios Sociales autonómico, tanto los que prestan servicio en los centros públicos de la Comunidad como aquellos que lo hacen en residencias de otras administraciones o de titularidad privada.
Por ello, se ha desarrollado un ambicioso plan de acompañamiento a los centros que cubre todas las perspectivas del sistema de cuidados. Se han implementado —y se continúa en ello— cursos formativos de 30 horas para directores y técnicos de las residencias, tanto públicas como privadas, a los que ya han acudido 1.055 profesionales.
Dependencia 5.0
Pero también una formación específica para los profesionales del ámbito privado, a través de un protocolo de colaboración suscrito por la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades y las entidades Lares Castilla y León y Acalertes, el cual se anticipó a la nueva norma al venir realizándose desde 2019. Unos cursos también de 30 horas de los cuales se han impartido ya 63 para 829 profesionales. Este año están previstos 18.
Centros adheridos
Asimismo, existe una formación dirigida única y exclusivamente para el personal de la Junta, un proceso de adaptación a las nuevas unidades de convivencia que se ha abordado también a través de la creación de un grupo de trabajo en el que participan directores y personal y que cuenta con el asesoramiento de profesionales especializados. Todo ello se complementa con los cursos que se imparten en el Centro Regional de Formación y Estudios Sociales —Crefes— de la Administración autonómica, en los que se analiza el nuevo modelo de atención centrado en la persona.
Tecnología al servicio de los cuidados
Todo el sistema de cuidados de Castilla y León está integrado en la denominada atención a la ‘Dependencia 5.0’, el cual ha colocado a la tecnología como aliada indispensable. A través de la compra pública innovadora, se han venido desarrollando y adquiriendo productos tecnológicos como los andadores, baños, duchas o camas inteligentes, que facilitan la vida de las personas dependientes o con discapacidad. Para el diseño de este tipo de equipos se ha impulsado el centro tecnológico ‘La Aldehuela’ de Zamora, unas soluciones tecnológicas que van distribuyéndose por las residencias de la Junta para que los usuarios realicen de manera más cómoda sus actividades cotidianas.
El ejemplo más paradigmático son los robots asistenciales que se han distribuido por las residencias de Palencia y Soria, de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, unos prototipos que dinamizan la vida de los centros y acompañan a las personas mayores.