Hijos de un rey godo: la historia novelada
Hijos de un Rey Godo
María Gudín. Ediciones B, Barcelona, 2009. 634 pp.
La primera novela de María Gudín, La reina sin nombre , lleva ya muchas ediciones a la espalda y fue un insospechado éxito hace dos años. Ahora la misma autora presenta la continuación de la misma con más recursos, más experiencia y una prosa elegante y fluida que engancha desde el principio al final a pesar de la extensión de la novela.
En ella se describe el esplendor del reino visigodo de Toledo con todas las vicisitudes, avatares y circunstancias que llevan desde los inicios de la dinastía Baltinga, con Alarico, el saqueador de Roma, al último de sus descendientes, Ardabasto, con un racimo de reyes entroncados con la dinastía francesa de los merovingios. Por sus páginas desfilan los titulares del cetro (Leovigildo, Hermenegildo, Recaredo, y otros mucho menos conocidos) con unos escenarios espléndidos que enmarcan los sucesos y acontecimientos que dan vida al libro y que relacionan a los godos con los francos y los bizantinos. Una España en la que transitan, pasando por León, desde Toledo al Norte de la Península, guerreros, obispos, menestrales y siervos de la gleba, al servicio de los poderosos de la tierra. Asistimos a las vicisitudes y sucesiones en la corona de la España visigoda con sus intrigas y traiciones palaciegas, sus campañas guerreras, sus batallas, las luchas de poder, o el difícil sometimiento de los pueblos cántabros y astures del Norte.
El hilo conductor de la novela es la búsqueda y la posesión de la copa sagrada, una especie de Santo Grial que contiene poderes ocultos y misteriosos para sus poseedores. Además esta copa tiene dos partes que se incrustan una en la otra: una da el poder terreno y es de oro, y la otra es de un material oscuro, tal vez ónice, con brillos rojizos, y es la que usó Cristo en la última cena. Las dos copas unidas dan la salud corporal pero también son peligrosas y en la novela causan algunas muertes. Las disputas por la copa entre los cántabros y los godos y las sucesivas posesiones de la misma por unos y otros, centran la acción de sucesos trascendentes en la historia de España. Ello se evoca a través del reencuentro entre dos hijos de Recaredo que rememoran los sucesos que se suceden desde la muerte de su madre, la reina Baddo, novelada en La Reina sin nombre , que pide a sus hijos en su lecho de muerte que recuperen la copa y la lleven al Norte, hasta el regreso de Atanagildo al trono.
La novela contiene retazos de la historia de España reconstruida y novelada, pero posee también intriga y misterio (La conjura de Santa Leocadia), amores como el de Recaredo y Baddo, o como el de Hermenegildo y la princesa merovingia Ingunda; ramificaciones al imperio bizantino, mitos como el de El Grial; fidelidades y destinos frágiles y crueles. En cualquier caso puede afirmarse que la novela es de muy amena lectura y que contiene delicadas imágenes, además de una documentación exhaustiva.