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León

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Mi planeta de chocolate

Manuel Cortés Blanco. Finalista del II Premio Internacional Vivendia de Relato. Ed. Irreverentes (col. Narrativa), Madrid, 2008, 196 pp.

NICOLÁS MIÑAMBRES

El subtítulo de la obra (tres epígrafes correspondientes a «siete relatos convertidos en novela», «Un homenaje al cuento sin ser cuento» y la alusión a la paradoja, presente en «Una historia dulce dentro de la Historia más amarga») debe poner en guardia al lector: no se halla ante una obra convencional sino ante una creación literaria en la que se vislumbra el afán del autor por dotarla de llamativa originalidad formal. En la sección de «Agradecimientos» se intuye que la novela es fruto de fuentes variadas y lejanas, lo cual explica la complejidad de algunos de sus pasajes.

En el fondo, Mi planeta de chocolate es la biografía de Benito Expósito Expósito, que el lector tal vez tarde en localizar como tal género literario. Desde su infancia gallega hasta su retorno a esas tierras en compañía de su hija Vanesa (convertida en Fortuna y creadora del último y definitivo regalo) Benito Expósito vivirá con una obsesión, el chocolate, móvil y objetivo siempre inalcanzable en su vida de adolescente. De ahí el final del libro, con su "opción" vital cumplida: «Cuando debas elegir entre dos opciones, toma siempre la que tenga chocolate» (p.187).

Entre la infancia vivida en el orfanato gallego y el retorno a España, Benito Expósito vivirá tribulaciones sin cuento. Desde la experiencia de la guerra civil hasta su estancia como refugiado en campos franceses de acogida, y la llegada a tierras americanas, previo dramático viaje en mar-¦ la trayectoria vital de Benito Expósito es un rosario de desgracias. Sólo la presencia de buenos amigos como Nicesio y Simón, y especialmente la compañía de Vanesa, le permitirán llegar a ser el hijo de Pancho y Guadalupe.

Como queda apuntado, la obra no es una biografía al uso. No lo es por el cuidado estilístico con el que el autor escribe, que en ocasiones puede desorientar ligeramente al lector. Aparte del desarrollo argumental, Mi planeta de chocolate es una constante exhibición de recurso retóricos: greguerías, metonimias, paradojas, paronomasias, antítesis, anáforas, «rompen» en muchos casos el ritmo narrativo. Paralelamente, la narración se enriquece con la presencia de otros elementos complementarios, de los que son buen ejemplo las citas de un Manual de urbanidad, el recuerdo del célebre cuento de Hänsel y Gretel, las canciones populares y ciertos fragmentos epistolares. Tal vez haya que indicar que tal exhibición retórica ralentiza el tono narrativo, obligando al lector a un ritmo más premioso del habitual. Es algo que puede aplicarse al «prólogo» y «epílogo» de la obra, pasajes tal vez prescindibles o, cuando menos, necesitados de cierto alivio de contenido humano y trascendente.

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