Diario de León

Premio de la Crítica de Castilla y León

Publicado por
MARTA PRIETO SARRO
León

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El caballo de cartón

Abel Hernández. Gadir Editorial. Madrid, 2009. 188 pp.

Dice Abel Hernández, su autor, que El caballo de cartón no es una segunda parte de Historias de la Alcarama y efectivamente es así. Pero yo no dudo de que quienes se acercaron a aquel primer relato, delicado y entrañable, en el que Hernández recordaba para su hija adolescente cómo había sido su vida y la de los suyos en Sarnago, su pueblo de origen, hoy abandonado, percibirán esta nueva obra con mayor profundidad.

En El caballo de cartón Abel Hernández regresa a la triste realidad actual de su Sarnago, en las tierras altas de Soria, allá donde casi se tocan las de Logroño, para reencontrarse con su infancia en un tiempo muy preciso cronológica y biográficamente: el otoño del año 1948 y sus diez años. El hilo conductor de la narración es, en esta ocasión, el diario que el niño escribió en un cuaderno azul, regalo del abuelo, en un momento -“sabría después- en el que su vida estaba a punto de dar un vuelco. A través de él, Sarnago revive en sus gentes, sus paisajes, sus costumbres, su dura realidad cotidiana, sus palabras-¦ Pero no hay etnografía alguna. Hay la mirada familiar de un hombre que se reencuentra consigo mismo y nos ofrece literariamente hablando su percepción del mundo y de las personas en un salto cronológico, que también es vital, de casi 60 años. Tan familiar, que uno llega a pensar en el tío Cos como un auténtico tío y en don Juan como un maestro real. Y uno hasta puede imaginarse en la casa del maestro dando la lección que, poco después, colocaría a Abel Hernández (el primero de su pueblo que fue a la universidad) en el Seminario de Logroño, obra de un obispo leonés, por cierto, llamado Fidel García Martínez, «poco adicto al régimen, un hombre honrado, piadoso y con ideas propias al que andando el tiempo la policía secreta le levantó, utilizando fotos trucadas, la burda calumnia de que andaba con prostitutas, lo que le obligó a retirarse».

El caballo de cartón es, en fin, una narración preciosa y cercana que recobra la memoria colectiva de un tiempo ya perdido y de un universo al que, dice Abel Hernández, regresan siempre quienes lo han vivido, si es que alguna vez se marcharon del todo.

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