Diario de León

La mirada excéntrica de un viajero inglés

Publicado por
TOMÁS GARCÍA YEBRA
León

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El Viajero Impertinente.

Andanzas por España

de un excéntrico inglés

Percy Hopewell. Ilustraciones: Anthony Garner. Ed. Reino de Cordelia, Madrid, 2010. 166 pp.

Apareció una mañana, sonriente, desenvuelto, chapurreando un español que te transportaba de inmediato a las Islas Británicas. Se llamaba Percy Hopewell, tenía treinta y tantos años y pertenecía a esa raza de individuos que nunca pasan inadvertidos. Alto, desgarbado, vestido con chaqueta Harris y gorra de -˜tweed-™, mostraba unos modales a medio camino entre el duque de Edimburgo y un personaje de los Monty Python.

El dominical «El Semanal» -”entonces del Grupo Correo-” le había encargado varias crónicas sobre las costumbres, el folclore y la riqueza cultural de nuestro país. Lo que en un principio iban a ser media docena de reportajes, acabaron convirtiéndose en más de cincuenta. Desde el primero de ellos -”«En busca de Gerald Brenan»-”, los lectores se vieron atrapados por la ironía, el desenfado y las divertidas excentricidades de un viajero que prefería «el contacto con la gente antes que el contacto con cualquier catedral». La editorial Rey Lear (en su sello Reino de Cordelia) ha recopilado en el libro El Viajero Impertinente una selección de aquellos trabajos.

Su medio de transporte era un -˜dos caballos-™, vehículo cuyo claxon reproducía el sonido de una sirena de barco (años antes había instalado el mugido de una vaca, pero se cansó de una onomatopeya considerada demasiado grosera). El maletero del destartalado coche (por la lona del coche aparecía una absurda chimenea) estaba repleto de botes de niebla inglesa. «George Borrow vendía Biblias protestantes, yo vendo botes de -˜british fog-™, un -˜souvenir-™ que me quitan de las manos», fueron las primeras palabras que escuché de este extravagante individuo.

Juan Fernando Dorrego -”director de «El Semanal»-” le había encargado una misión con la que sueña cualquier periodista: recorrer España y contarlo. «¿Con qué enfoque?», preguntó Hopewell. «Con el que quieras -”respondió Dorrego-”; sólo te exijo que no nos aburras, porque si nos aburres saldrás por esa puerta con la misma naturalidad que has entrado».

«En busca de Gerald Brenan», «Urueña, el folclore de Castilla», «El carnaval de Laza», «Por el noroeste de Murcia», «Los vaqueiros de alzada», «El rey de Sierra Morena», «Por la cornisa del País Vasco», «Mercado del camino, escaparate de La Rioja». «Trujillo, los herederos de Pizarro» o «El Transcantábrico, un crucero en tren» son algunos de los reportajes con los que Hopewell deleitó durante más de dos años a los millones de lectores de «El Semanal», el suplemento líder de la prensa nacional y que hoy pertenece a Vocento.

Percy Hopewell (Oxford, 1969), inventor de los botes de nieva inglesa -”un -˜souvenir-™ que todavía hoy vende su padre en la tienda que posee en el barrio londinense de Chelsea y cuyo éxito permitió al hijo viajar por todo el mundo-” es licenciado en Filología Hispánica. Su tesis doctoral, inacabada, aborda las relaciones del jerez con los viajeros ingleses que recorrieron España en el siglo XIX. Hopewell es autor, entre otras cosas, de El enigma del Yeti (1992), Caminar por los Andes (1999) y De París a Moscú en ferrocarril (2003).

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