Pensar y decir

ALFONSO GARCÍA

La insinuación es una de las más innobles artimañas de nuestro tiempo. Y es que ningún ser humano ha de quedar en entrecicho porque sí.

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Hay que regular, con urgencia, el sueldo de los políticos. El número de políticos. Sus deberes y obligaciones. Y la libre disposición de cuantos asesores deseen: más que asesorar -“algunos no pueden hacerlo- están recibiendo pago de favores, inconfesables no pocos. El pueblo está harto, y no es número para despreciar -“a encuestas y estadísticas me remito- los que piensan que hoy estos profesionales son un verdadero problema para el país. Muy grave.

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La gente de la calle pide, entre otras cosas, listas abiertas, listas abiertas, listas abiertas y ausencia, ausencia, ausencia de políticos en las Cajas de Ahorro. Entre tantas cosas, entre otras muchas cosas, digo.

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Las inversiones en cultura son eso, inversiones; no gastos, como algunos, peligrosamente, sostienen.

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Muchos gabinetes de prensa están acabando con el periodismo. El periodismo de intereses, de identificación entre ombligo y política, de pago de favores y sentimiento de poder está acabando con el periodismo que informa con la vana pretensión de ser libre. Quién lo diría.

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«Donde no hay democracia no hay cultura; los que acceden al poder intentan siempre recortar las alas de la cultura». Se lo oí al italiano Federico Motta, Presidente de la Federación Europea de Editores. Él se lo había oído a un taxista madrileño esa misma mañana. «Me llama la atención lo buenos filósofos que son los taxistas madrileños», concluyó.