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NICOLÁS MIÑAMBRES
León

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El llanto del ángel

Diego Buenosvinos. Ed. Círculo Rojo, Sevilla, 2010. 358 pp.

N o deja de ser curiosa la coincidencia: dos novelas de autor leonés publicada en el 2010 tienen como escenario esencial el Vaticano y como personajes principales a representantes excelsos de la curia. Junto a La mujer del Papa , de Rafael Paz Fernández, aparece El llanto del ángel, de Diego Buenosvinos, que ya utilizó el mundo del Vaticano como escenario de El V mandamiento , su novela anterior. Si en la primera el robo de las obras de arte constituía el trasfondo argumental, en esta segunda el robo y tráfico tiene objetivos más dramáticos: la compraventa de órganos humanos.

El llanto del ángel, título de la novela, es también el expediente que «escribió durante meses» Alessandro Orsini, protagonista esencial, junto con Anna Proieti, de la obra. Conviene advertir que el cardenal Orsini, a pesar de su empuje humano, su cosmopolitismo y su condición en la curia, es cristiano modélico, defensor del verdadero sentimiento de la fe y de los valores humanos esenciales. Mantiene una vieja relación de afecto con Anna, trabajan en estrecha colaboración, pero nunca el desenlace se desploma por vericuetos morbosos, tan habituales en la literatura moderna. El tratamiento de ambos es sin duda un acierto por parte del novelista. Un cardenal corrupto no hubiera sido capaz de resolver con coherencia el

desenlace de la obra.

La novela narra las vicisitudes vividas por Orsini, interesado en descubrir el problema del tráfico de órganos, de complejísimas ramificaciones y causa de extrañas muertes de religiosos en Turín. A ello hay que unir la existencia de sectas secretas que, al amparo de su poder, colaboran con semejante crueldad. La obra, de considerable extensión, presenta un espacio y tiempo amplios. Las raíces del tráfico de órganos se remontan a la II Guerra Mundial, protagonizado por alguno de los personajes siniestros de la obra. Algo parecido ocurre con el espacio. Inglaterra, Alemania, Suiza, Nicaragua, Checoslovaquia... son escenarios en los que se hallan factores y personajes determinantes en el desenlace. No son los únicos; el viaje que el Papa tiene previsto a Santiago de Compostela con motivo del año santo supone su paso por León, lo que obliga al cardenal Orsini a venir a conocer la ciudad. León es, además, la ciudad donde estudia el hijo adolescente de Anna Proieti.

La esencia de la trama tendrá como escenario el Vaticano, donde el lector descubrirá a los colaboradores directos de la dramática barbarie. El papel de Orsini, casi un agente secreto moderno, será decisivo en el desenlace, pero de él mantendrá esa condición de prudencia y humildad. Esa ataraxia que, plena de nostalgia y un cierto dolor, manifiesta en su despedida de Anna. Es un final sosegado, armónico, que deja un buen sabor de boca al lector, que sin duda ha disfrutado con una trama apasionante, amena, con buen ritmo narrativo. Aunque, justo es decirlo, necesitada tal vez en muchos pasajes de un ejercicio de síntesis narrativa que aliviaría una cierta desmesura.