Es música secreta la que suena
Obra poética completa
(1967-2010)
Antonio Colinas. Ed. Siruela, Madrid, 2011. 968 pp.
Dieciséis libros y casi cuarenta y cinco años dedicados a la poesía: tal es el espléndido balance de un poeta, Antonio Colinas. Aunque haya escrito críticas, traducciones, ensayos y narraciones, Antonio Colinas es, antes que cualquier otra cosa, el poeta entregado con fervor casi sagrado a la poesía: consagrado a ella. No es mi pretensión caracterizar en pocas líneas una obra tan extensa como intensa. El lector interesado conoce títulos que marcaron un hito en el devenir de la poesía española contemporánea. Colinas ha tenido la suerte, por otra parte, de que su obra fuera acompañada, libro tras libro, del calor de los lectores y del aprecio crítico, como se constata en la «bibliografía esencial» que cierra la Obra poética completa (1967-2010) : tesis, monografías y artículos han ampliado el ámbito coliniano, han aportado luz y entendimiento a una poesía ya de por sí iluminadora y, desde luego, tocada por la emoción y la gracia. Colinas mismo ha antepuesto a su obra poética un prólogo esclarecedor con el título «Un círculo que se cierra, un círculo que se abre», que el poeta aclara: preparando esta edición de su poesía completa en el pueblo del valle de Vidriales, donde pasaba los veranos de infancia y adolescencia con los abuelos maternos, tenía «la sensación de que culmina cuanto he querido decir a través de la palabra poética». Esa culminación la ve el poeta en la completud del tema esencial de su poesía: el diálogo entre culturas, y en concreto entre las raíces originarias del noroeste peninsular y el mundo mediterráneo, y de ambas con las del Extremo Oriente, diálogo vital, biográfico (Italia, Ibiza) y poético también, por medio de lecturas de los grandes poetas, filósofos y místicos. Pero si ese círculo se cierra, se abre otro, el de la pervivencia de su poesía y del fondo de la misma en los lectores, que pueden alcanzar «otra forma de conocimiento y de ver la realidad».
Colinas mira después hacia su poesía, esa vaharada de luz y de belleza. A la altura de los años transcurridos desde que comenzó a escribir poesía, en plena adolescencia, puede contemplar su obra (su vida) y ofrecer su visión y su entendimiento de la misma. Dentro de la unidad esencial de su poesía toda, distingue tres etapas: «Una primera dominada por el lirismo, la emoción, la intensidad y la pureza formal». Varios son los libros de esta etapa, pero yo quiero citar Preludios a una noche total (1969) -“naturaleza y plenitud amorosa mancomunadas- y el que la culmina, acaso todavía el libro más conocido del poeta, Sepulcro en Tarquinia (1975). La etapa segunda comprende los libros que van de Astrolabio (1979) a Jardín de Orfeo (1988): corresponden a la etapa de Ibiza (veintiún años laboriosos, intensos, muy fecundos). El libro central del momento, y quizá de la poesía de Colinas, es Noche más allá de la noche (1982), cumplimiento del afán coliniano de fusión de sentimiento y pensamiento. La etapa tercera la componen cuatro libros: Los silencios de fuego (1992), Libro de la mansedumbre (1997), Tiempo y abismo (2002) y Desiertos de la luz (2008). Yo creo que son dos las notas nuevas que aportan con relación a etapas anteriores: clarificación expresiva y ampliación temática que el poeta ve como «un regreso a la realidad-realidad, al humanismo, a la mística de sentido universalizado». No desaparecen temas anteriores, pero el poeta mira el mundo de fuera y surgen preocupaciones nuevas, ecológicas unas, otras relativas a las guerras que asolan el mundo (Golfo, Irak), a la caída de las ideologías absolutas (muro de Berlín), etc., pero siempre con ese sentido de universalización, de trascender la mera realidad. Las obra coliniana incluye un libro más, inédito, El laberinto invisible : «El círculo se vuelve a abrir», escribe el poeta: ¿hacia dónde? Termino con el propio poeta: «La poesía acaso sólo sea eso: un poco de tibieza o calor contra la dureza de la vida o de la muerte, huellas de una luz que nos enseñó a ser y a conocer, a vivir en lucidez y en plenitud, a sanarnos y salvarnos un poco».