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Amancio Prada ha puesto música a lo mejor de la tradición poética española.

Publicado por
ALFONSO GARCÍA
León

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No vamos a descubrir a estas alturas a Amancio Prada y su trayectoria internacional. Faltaría más. Estamos hablando de uno de nuestros activos musicales más reconocidos, de una sensibilidad exquisita, a la que añadir una voz singular, llena de matices y sugerencias, y siempre con una referencia estrictamente musical llena de delicadeza y valoración de los instrumentos de acompañamiento.

En estas coordenadas hay que situar su último cd, titulado Del amor que quita el sueño , una de esas pequeñas joyas para guardar. Distribuido por Diario de León, en cuyo Club de Prensa se había presentado a finales de año con un espontáneo miniconcierto del propio Amancio Prada, este Romancero y Canciones desde el Reino de León , que tal es el subtítulo que especifica y concreta el contenido, romances leoneses, vio la luz con motivo del 1.100 aniversario del Reino de León. Son diecisiete romances de esta tierra en cuya ejecución intervienen, además de Amancio Prada (voz, guitarra y zanfoña), María José Cordero (voz), Rafael Domínguez (violonchelo), Luis Delgado (santur, laúd, cántara y mandolina) y Cuco Pérez (acordeón).

Magnífica puesta en valor, en definitiva, entre música y palabra, de tan atinada y larga tradición en el caso del Romancero.

No podemos olvidar que Amancio Prada ha puesto música a lo mejor de la tradición poética española. Baste recordar sus conocidas canciones sobre textos poéticos de San Juan de la Cruz -”uno de los títulos de estas presencias y propuestas-”, Rosalía de Castro, Federico García Lorca, Álvaro Cunqueiro, Agustín García Calvo-¦

En el caso de Emboscados , letra y música -”ambas se reproducen en esta hermosa edición-” son originales del cantautor berciano. Originalmente publicado en disco en 1994, esta edición reúne por primera vez libro y cd. Se trata, posiblemente, de su entrega más personal: «una epopeya intemporal e intimista, un canto de nostalgia con futuro».

Se enriquece la edición, por otra parte, con los grabados y un Glosario del poeta villafranquino, Premio Nacional de Poesía, Juan Carlos Mestre, cuya larga y estrecha colaboración con el músico es bien conocida. «La voz de los emboscados -”escribe Mestre en una de las entradas del Glosario-” es el eco de la melancolía en los bosques de la memoria. Eso dice el oráculo de los celtas en la región de las sombras donde brota la niebla del bardo; el bosque como santuario de piedra y fortuna, recinto sagrado donde el árbol de la sabiduría hunde sus raíces en la tierra de las equivocaciones y roza con sus ramas la bóveda del cielo».

De idéntico formato, calidad editorial y reproducción de textos y partituras es el Cántico Espiritual y otras canciones de San Juan de la Cruz , quizá uno de sus hitos discográficos y ya un clásico de la cultura musical española. Además de los testimonios de María Zambrano y Gerald Brenan sobre la importancia de la grabación del Cántico Espiritual , la edición se completa y embellece con el prólogo de la poeta Gemma Gorga y una serie de pinturas de Víctor Ramírez. Los intérpretes de la obra, con música original del propio Amancio Prada, que pone voz y guitarra, son, además, Mariana Cores (violonchelo), Hilary Fielding (violonchelo) y la Escolanía de Segovia, bajo la dirección de Marisa Martín.

Escribe Gemma Gorga: «Teólogo, doctor, místico, santo-¦ demasiados atributos para un hombre que se quería desnudo y que, tal vez por eso, dejó tras sí un corpus poético brevísimo que tiende, además, al poema breve. Lo reducido de este conjunto no puede atribuirse a pérdidas u otros azares textuales (por mucho que una anécdota lo pinte devorando apresuradamente papeles comprometidos en el momento de ser detenido-¦, como si fuera tan fácil engullir papel). Más que de azares, la brevedad parece fruto de una postura ética innegociable: la práctica de la renuncia y la austeridad en todos los ámbitos de la vida, también en el verbal. Frente al parloteo poético, ese ruido que es simple espuma de relleno, San Juan apunta a la palabra esencial. Sus versos nacen necesarios, despojados de toda ganga retórica. Nacen por destilación, como el adobado vino que, en la dosis exacta, despierta al sabor -”al saber».

Amancio Prada sabe muy bien todo esto. De ahí su fidelidad y que haya, en su interpretación, llena de fuerza, una deliciosa versatilidad, intensidad y entrega de la voz. Su emoción, siempre en los ámbitos de la delicadeza, está arropada en todo momento por la sugerencia de la música, siempre abierta-¦

Las Coplas a la muerte de su padre , de Jorge Manrique, es uno de los textos de la lírica medieval más conocidos y universales, una elegía de

inevitable referencia. La edición de Casariego, de una belleza impecable, fue muy bien recibida, con ediciones consecutivas. Las Coplas, al margen de la grafía actualizada, están caligrafiadas, según la pauta original, por Pablo González. Las ilustraciones y frottages son originales de Juan Carlos Mestre. Añade la publicación, como es lógico, un cd, de más de media hora de duración, y diez coplas con música original de Amancio Prada, que presta voz y guitarra. El elenco de instrumentos, coro y demás referencias técnicas es muy amplio. Nada mejor que escucharlo. La personalidad del cantautor, inconfundible, buen conocedor de los textos, creador él mismo, las dota, en este caso, de una tensión dramática -”llena de contrastes y variedad en sus propuestas, tan ricas y sorprendentes en esta entrega-” que llega a la conmoción, y la emoción por supuesto, de quien escucha. Cuidada hasta el último detalle, con la puntillosidad y profesionalidad que caracteriza al músico leonés, la obra está posibilitando el goce estético de quien se acerca de esta manera a una obra clásica, que, si cabe, se hace más gracias a una interpretación, concepción y propuestas magistrales.

Estamos en unas fechas, aunque sean propicias siempre, para acercar libros y música, música y palabra, a quienes entienden la permanente hermandad entre una y otra. Es otra fórmula para hacerlo, de la que, estoy seguro, nadie se arrepentirá.

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