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Perú. Lima. Las casas trepan por las laderas del Cerro San Carlos.ALFONSO GARCÍA

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León

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DAVID BLANCO BONILLA

Un ambicioso proyecto de bibliotecas presentado recientemente en Lima busca que éstas dejen de ser almacenes de libros y se conviertan en centros de cultura y puntos de encuentro de la sociedad civil.

Aunque se puede relacionar con otras experiencias similares exitosas, como la realizada en la ciudad colombiana de Medellín, la asociación «Una biblioteca para mi pueblo» (UBiP) se ha puesto un techo muy alto: crear, o reactivar, una biblioteca en cada pueblo de Perú. Para lograrlo, el equipo que preside Máximo Kinast comenzó a trabajar hace dos años y ya ha creado una biblioteca en Qasangay, en la región sureña de Ayacucho, y una «chiquiteca» (para niños pequeños) en una escuela del distrito limeño de Miraflores. También han colaborado en la reactivación de una veintena de bibliotecas en zonas pobres de distintas localidades del país, como Ancash, Huarmey, Quillo, Huacho, Parialca y Lima.

Kinast, un hispano-”chileno de 73 años y con ocho de residencia en Perú, señaló que el proyecto nació hace pocos años, cuando conoció en Bolivia al español Javier Gimeno, de la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Poco tiempo después, Kinast conoció en Lima al taxista quechuahablante Ismael Soto, quien le comentó que siempre había querido instalar una biblioteca en su pueblo de Ayacucho. «Entonces hicimos una biblioteca ahí», comentó Kinast, quien cuenta que ese fue el punto de partida de un proyecto que ha contado con el apoyo clave de Gimeno y la Complutense.

Nacido en la ciudad chilena de Iquique, con nacionalidad española y casado con una peruana, el entusiasta Kinast aseguró que, de ahí en adelante, el proyecto «salió solo». Resaltó, también, que si esta obra está teniendo éxito «en gran parte es gracias al apoyo y las iniciativas de los muchachos» que colaboran con él, casi todos estudiantes de Letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Pero los colaboradores de UBiP cuentan, asimismo, con el apoyo de voluntarios extranjeros, bibliotecarios y profesionales de ciencias afines, que cada año llegan a Perú «por su cuenta y riesgo», para ayudar al desarrollo de las bibliotecas.

UBiP tiene la particularidad de subrayar el respeto a principios de la cosmovisión andina como el Ayni, un concepto milenario de colaboración y reciprocidad que utiliza el trabajo comunal para la agricultura y las construcciones. «Nosotros estamos tratando de respetar la cosmovisión andina, usamos como filosofía el trabajo el Ayni», acotó Kinast. El director de la asociación señaló que ahora reciben invitaciones de diferentes lugares del país, entre ellas para crear una biblioteca en la zona selvática sureña del Valle de los ríos Apurimac y Ene (Vrae), convulsionada por la presencia del narcotráfico y el terrorismo». «Ya tenemos una invitación para abrir una biblioteca en el Vrae y nos piden que vayamos a Ayacucho, a Huancavelica. Nos han pedido mucho más de lo que podemos hacer, pero vamos a mandar gente», remarcó.

UBiP también ha recibido el apoyo de una familia limeña que les cedió una casa que ahora utilizan para guardar libros y alojar a los voluntarios extranjeros, además de bibliotecarios e instituciones de varios países iberoamericanos.

Para Kinast la importancia del proyecto «a futuro va a ser grande», por lo que ahora buscan el apoyo de la Universidad Católica y suscribirán un convenio con la Municipalidad de Lima para poner a un joven colaborador en cada biblioteca de la capital.