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Publicado por
León

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Se comió un kilo de zanahorias tirándose en paracaídas, leyó «Cincuenta poemas de amor y una canción desesperada» a lomos de una burra, construyó una réplica reducida de la Torre Eiffel con excrementos de perro, hizo un montón de tonterías más de ese o parecido tenor, pero el jurado del Guinnes siempre se negó a reconocerle como el autor de la mayor tontería jamás realizada. Desesperado, pidió una explicación. La respuesta tardó en llegar, hasta el punto de que le dio por pensar si no sería esa insistencia en pedirla, pues no cesaba en sus requerimientos, la que al fin le serviría para lograr su propósito. Y cuando más esperanzado estaba le llegó el desengaño. Los responsables del Guinnes se lo comunicaron en una carta aséptica y cortés: «Comprenda, señor, que su pretensión atenta contra nuestra empresa puesto que el propio libro Guinnes de los Records, en el que usted tan porfiadamente desea figurar, ya es en sí mismo la mayor tontería que se ha realizado en este mundo».