Vascoiberismo
Jon Etxeandieta era un genio de la informática. Ideó un programa que simulaba el desarrollo de una civilización, desde su nacimiento hasta su muerte. Convencido de que España y Francia no habían dejado florecer a la patria de los vascos, hizo desaparecer a los iberos, y cambió el nombre de la Península Ibérica, la llamó Vasca. Mil años de historia pasaban a ser apenas cuatro semanas en su programa.
Así, vio la llegada de los vascos a Iberia, ahora Vasconia, su expansión hacia el sur de Francia y las Islas Británicas; vio cómo los más capaces de entre ellos ocupaban las zonas más feraces, en las que había una tierra generosa y riquezas minerales; vio la codicia que despertaron esas riquezas entre los pueblos vecinos del Mediterráneo, vio la conquista de la península vasca por Roma, vio cómo aquellos mismos vascos creaban, a partir del latín, un idioma hermoso que desarrolló una de las primeras literaturas del mundo, una vez que, consolidada su independencia, se expandieron más allá de los mares por otros continentes. Pero la misma religión que les legó Roma, a la que tan fanáticamente sirvieron, acabó arruinando su imperio y estuvo a punto de destruirles. Hubo guerras civiles en las que los más retrógrados se afiliaron a un ejército de fanáticos que no reconocía las libertades individuales.
Y por fin, tras muchos padecimientos, consiguieron un sistema político como nunca antes habían tenido, en el que prevalecían los derechos del hombre y del ciudadano, sin sometimiento a religiones ni autoridades de derecho divino, sólo a la ley, salvo en un pequeño rincón de la península vasca-¦
Jon Etxeandieta no se atrevió a ver cómo acababa su programa.